ISASAWEIS. ESCRITORA Y BLOGGER
OPINIÓN

Gente que suma, siempre

Isasaweis, colaboradora de 20minutos.
Isasaweis, colaboradora de 20minutos.
ISASAWEIS
Isasaweis, colaboradora de 20minutos.

Alguien me dijo una vez que los buenos amigos se hacían en la infancia y la adolescencia, y esa idea me acompañó durante mucho tiempo.

En la infancia hice muchos amigos. Tenía a los amigos del colegio, con los que cursé de 1º a 8º de EGB. Perdí a muchos por el camino, pero con los años y Facebook recuperé a la mayoría.

Estaban también los amigos del edificio, en un tiempo en el que había patios a los que bajar a jugar, casi ninguno con columpios ni piscina, pero todos repletos de niños.

Y tenía además a los amigos del pueblo. Una pandilla enorme venida de muchos sitios que nos juntábamos en Navidad, verano y Semana Santa, y que pasábamos los días entre juegos, risas y cero preocupaciones.

En la adolescencia, conservé a algunos de los amigos de la infancia e hice otros nuevos.

Añadí a mi lista de buenos amigos a un grupo de compañeros del instituto que pasaron a ser mis mejores amigos durante muchos años. Formamos una pandilla inseparable, de esas que se ven en clase por la mañana, quedan cada tarde y salen de copas los fines de semana. Grandes amigos, unidos para siempre a pesar de los kilómetros que nos separan y de los años sin vernos.

Pasé por la universidad. Por las oposiciones. Por un primer trabajo y un segundo. Por Gijón, Oviedo, Guarnizo, Castro, Renedo, Santoña, Santander y Gijón de nuevo. Tuve muchos compañeros de estudios y de profesión, pero todos se quedaron en eso.

Recordé entonces aquella conversación y pensé que quizás fuera cierto eso de que los buenos amigos se hacían en la infancia y en la adolescencia, y que tal vez había llegado a un punto en el que mi cupo de buenos amigos estaba cubierto y a partir de ahora ya sólo acumularía conocidos. Qué triste me pareció aquella idea...

Durante varios años, la vida me continuó dando conocidos y quitando amigos. A unos los perdí al irse a vivir a otras ciudades, a otros al casarse o ser padres y volcarse en las nuevas obligaciones...

Pero resulta que la vida al final siempre sorprende, y desde hace un tiempo me ha regalado a varias personas que me han calado mucho, han llegado cuando no lo esperaba y lo han hecho para quedarse. Gente que suma, que os he dicho en Twitter.

Quizás fui yo, que dejé de creer en aquella triste idea y permití que sucediera. Pero ahora sé que se pueden hacer buenos amigos a los 30 y a los 40, y seguramente a los 50 y a los 60...

Nos queda gente maravillosa por descubrir. Gente que quiere. Gente que conversa, gente que escucha. Gente que abraza, gente que besa... Gente que aporta. Gente que ama, y que ama mucho.

No dejéis de creerlo nunca. Y rodeaos de gente que suma. Porque somos lo que hacemos y lo que pensamos, pero también somos de quién nos rodeamos.

Gente que suma, siempre.

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