Ayer una amiga me envió un vídeo por Whatsapp seguido de un mensaje: "Te gustará". Se trataba de un experimento sociológico en el que se hacían una serie de preguntas a 27 jóvenes. En primer lugar se les preguntaba por las dos personas de su vida a las que más querían. La mayoría respondieron que a su madre junto con algún hermano, o a sus dos padres, o a la abuela... y alguno respondió que a un mejor amigo.

Una vez elegidos los dos seres queridos, se les preguntó qué les regalarían a estas personas en Navidad. Desde un libro, hasta bombones, música... había un poco de todo. Entonces les dijeron que qué les comprarían si les tocara la lotería. Bajo ese supuesto sus regalos pasaron a ser casas en la playa, carísimos coches o viajes de ensueño.

Finalmente la pregunta fue: "¿Y qué les regalaríais si fueran sus últimas Navidades?". Hubo silencio, después emoción y poco a poco todos fueron contestando que pasarían tiempo con ellos, que dedicarían sus tardes a conversar, a escucharlos, a pasear... que los llevarían a lugares como a su pueblo y que compartirían pequeños momentos.

El mensaje del vídeo era claro: sabemos que el verdadero valor está en nuestro tiempo, en con quién decidimos pasarlo y en los momentos compartidos, pero en cambio vivimos ajenos a ello como si no lo supiéramos. Solo ante una situación extrema, no volver a ver nunca más a esa persona querida, lo ponemos en el lugar que sabemos que le corresponde. Curioso el ser humano, ¿verdad?

Se trataba solo de un vídeo de esos que encierran un mensaje bonito y que se comparte miles de veces en Facebook o que los amigos que te quieren te envían por Whatsapp. Que ves y que compartes también y que según en qué momento te pille, quizás te haga emocionar y pensar "pues sí, eso es lo verdaderamente importante, pasar tiempo con las personas a las que queremos, las cosas sencillas...". Pero que también seguramente se quedará en eso, en una reflexión que durará unos minutos, o que con suerte llevarás al resto del día y hará que lo termines con una llamada a un amigo o un familiar al que hace mucho tiempo que no ves...

Esta causa me parece muy importante, así que os dejo mi granito de arena aquí con este mensaje.

Yo no me paré a pensar qué haría si fueran las últimas Navidades de algunos de mis seres queridos deliberadamente, porque me resulta muy triste, pero sí puedo deciros que la vida ya me enseñó esta lección hace muchos años cuando me arrancó a mi persona favorita del mundo... y desde entonces no vivo de otra manera.

El otro día os decía en mis redes sociales que aprovechéis vuestro tiempo y que no lo regaléis en vano, que si decidís compartirlo con alguien, ha de ser alguien que lo aprecie, porque las horas de vida entregadas no vuelven. Decimos que "el tiempo es oro". Ya quisiera el oro ser tiempo...