HELENA RESANO. PERIODISTA
OPINIÓN

En nuestro descanso no contestar a emails debería estar protegido por ley

HELENA RESANO
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Comemos con el móvil encima de la mesa. Vemos la tele con el móvil pegado al cuerpo. Nos vamos a la cama con el móvil en la mano para poder ponerlo a cargar cerquita, por si suena. Vivimos permanentemente conectados.

Revisamos si han entrado mensajes cada rato. Y la mayoría, son de grupos de whatsapp de: 1-Grupo de padres del colegio que preguntan por deberes, sudaderas perdidas, hora de la función; 2-Grupo de padres del equipo de entrenamiento que preguntan prácticamente lo mismo, leáse lo de la sudadera o bucal perdido; 3-Grupo de familia (aquí está la variante de familia directa, primos, hermanos, hermanos con padres, hermanos solos); 5-Grupo de amigos (el más divertido siempre); 6-Grupo de vecinos; 7-Grupo de trabajo.

Pues bien. Se quiere legislar que de este último grupo de whatsapp sólo contestemos cuando estemos en horario de trabajo. Que cuando salgamos de la oficina nos olvidemos de abrir ese grupo. Y ni mucho menos, contestemos. Lo llaman la desconexión digital y lo plantean como un derecho del trabajador.

La propuesta que se quiere llevar al Congreso incluye muchos más puntos interesantes, como el derecho al olvido on line, garantizar el acceso a internet para todo el mundo, seguridad digital en las comunicaciones privadas…

Una sociedad permanentemente conectada a internet necesita nuevas reglas. Las nuevas formas de trabajo, las nuevas formas de comunicarnos, obligan a legislar sobre todo esto y sobre qué debemos hacer en nuestro tiempo de descanso. No contestar a emails, no conectarnos vía telemática debería estar protegido por ley.

Porque conciliar es esto. Sobre todo esto. No podemos llegar a casa y pedir media hora de tregua para "contestar un par de llamadas de trabajo y responder a un email urgente". "¿Pero si acabas de llegar de trabajar, mamá?". "Ya, pero esto es importante, mi amor, es trabajo. Te prometo que enseguida termino". Es la conversación más repetida cada día.

Es verdad que hay profesiones (y profesionales) que no podemos desconectar, en las que vivimos permanentemente pendientes de lo que está pasando. Sabemos que igual hay que salir corriendo en cualquier momento, suspender vacaciones (ha pasado más de una vez). Médicos, servicios de emergencias, autónomos.

Pero quitando excepciones creo que es sano que nos paremos a pensar que olvidarse del móvil, en general, es un muy buen hábito. Fíjese cualquier día, en un bar, en una terraza, en una sala de espera. Hemos dejado de hablar entre nosotros. Hemos dejado de mirarnos a la cara. Estamos pegados a la pantalla, buscando no sé muy bien qué. Y mientras, nos estamos perdiendo todo lo demás.

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