HELENA RESANO. PERIODISTA
OPINIÓN

Lo que sí me gusta del fútbol

HELENA RESANO
HELENA RESANO
HELENA RESANO
HELENA RESANO

No veo el fútbol. Lo confieso. No es porque milite en algún tipo de asociación antifútbol, es simplemente porque no me llama la atención, no me interesa, no me divierto viendo un partido. Y casualidad o no, a mi marido tampoco. Así que veo poco o nada de fútbol en televisión. Luego la vida te da taza y media de lo que reniegas y mi hijo pequeño, que jamás ha visto en casa un partido de fútbol y al que su padre jamás ha llevado a un estadio, lo sabe todo, lo ve todo y conoce las alineaciones de todos los equipos de la Liga española, inglesa e italiana. Esto pasa. La vida es pura paradoja.

El caso es que hace unos días, justo después de uno de los partidos que había en abierto (no sé si de Liga, de Champions o de qué), una amiga me envió un whatsapp con queja. Mi amiga, os aclaro, es de militar en todas las causas que supongan denunciar una injusticia o un abuso. Yo la adoro: por su entrega, por su energía siempre en defender lo justo y por pelearse con quien haga falta para, por ejemplo, lograr que retiren las chucherías de las máquinas expendedoras de los colegios. Ella es así. Mientras los demás nos limitamos a quejarnos, ella consigue transformar la queja en acción: en una reivindicación que logra que, al mes siguiente, las gominolas desaparezcan de las dichosas máquinas. Pues bien. El otro día me envió un mensaje que decía tal que así: "¿Cómo es posible que dejen anunciar casas de apuestas en los intermedios de los partidos? Incita al juego a menores y adolescentes y mi hijo (tiene 10 años) ya hace cábalas de lo que podría ganar si apuesta... Para él es algo normal si sale en la televisión". El mensaje seguía con alguna broma y alguna retahíla de quejas más, pero en síntesis, su protesta era esta. A mi amiga le tuve que recordar que no veía fútbol, pero me hizo reflexionar sobre lo que se ve en un partido, antes y después, y pensé que no le faltaba razón. El mensaje para un niño es un tanto contradictorio: lo que sale en televisión es lo permitido y si está permitido es bueno. Esto me reafirma en la idea de que hay que estar con ellos cuando está encendida la televisión. Dejarles con lo que sea puesto sin tú supervisar qué ven es dejar que el mensaje, sea cual sea, pueda llegar distorsionado. Se hacen preguntas y hay que estar ahí para responderlas.

Y siguiendo con el fútbol, me quedo con una imagen que me impactó y con una reacción que me gustó y me reconcilió un poco con este deporte que a veces mueve demasiados egos y ofrece pocos ejemplos para los más pequeños. Fernando Torres se quedaba semiconsciente en el campo, tras un mal golpe en un regate de cabeza. La imagen de sus compañeros corriendo a atenderle inmediatamente nos desveló algo que desconocíamos: los jugadores están cada vez más entrenados para poder practicar estas primeras maniobras de auxilio a sus compañeros. Ha pasado demasiadas veces, y quizás saber colocarle y evitar que se trague la lengua le salva la vida a ese jugador. Lo de Torres fue un susto, afortunadamente. Y lo que le ocurrió al portero de un equipo en Polonia, que chocó frontalmente contra su delantero y se quedó inconsciente en el césped, también se quedó en un susto. Gracias a que sus compañeros sabían qué hacer. Lo importante que es en la vida saber qué hay que hacer.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento