Conozco a un montón de artistas: músicos, cantantes, bailarines... La industria de la música tiene a su alrededor un montón de personas que ponen lo mejor de sí mismas al servicio del entretenimiento. Talentos indudables que, en la mayoría de las ocasiones, no tienen por qué ir ligados a largas carreras de éxito arrollador.
¿Era Rosalía peor cantante antes de que una discográfica decidiese apostar tanto por ella? Pues, obviamente, no. Simplemente, la mayoría, no la conocíamos (y eso que ya había tenido una gran oportunidad en un concurso de la tele).
Yo también soñé con ser cantante: lo intenté y no me fue mal. Luché duro y con mucha ilusión, pero paré justo antes de convertirme en uno de esos 'cantantes que no cantan'. En nuestro país, hay artistas muy buenos que disfrutan de esto como afición y otros que solo actúan una vez al año en los escenarios del Orgullo, y de gratis. Cantantes que, talent tras talent, van probando suerte gracias a la magia de la tele y, sin darse cuenta, se quema su imagen y se mina su moral.
Te vienen a la mente varios ¿verdad? Poniéndome en su lugar, hay que tener en cuenta que, en muchos casos, la frustración acaba llegando a sus vidas y corren el riesgo de que esta se apodere de sus sueños. Son buenos, pero no triunfan. La fama cuesta, decían...
Hay muchos. Muchos y muy buenos artistas por ahí. Talentos que necesitan de nuestro aplauso para respirar. Montones de sueños que, desde hoy, y pese a que desde los medios no podemos dar cabida a todos los cantantes que buscan su oportunidad, trataré de compartir con mayor frecuencia en mi blog, porque todos soñamos, y porque cuando a los sueños les puedes poner banda sonora, suenan, y sueñan, mejor.
Si la música tiene valor en nuestras vidas... ¡imagínate los sueños!
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