MÀXIM HUERTA. PERIODISTA
OPINIÓN

Qué manía tienes

Màxim Huerta, colaborador del 20minutos.
Màxim Huerta, colaborador del 20minutos.
JORGE PARÍS
Màxim Huerta, colaborador del 20minutos.

Cuando salgo de los museos me voy directo a la tienda de souvenirs y me compro un lápiz y una libreta. Al llegar a casa la amontono en el estante donde están las libretas y los lápices de los museos.  Hay decenas. Todas vírgenes. Es mi manía. Tengo más. Algunas no son dignas de ponerlas en este folio. Pero supongo que no soy el único que al salir de casa comprueba que ha cerrado la puerta doscientas veces y que, una vez dentro del ascensor, vuelve a salir a cerciorarse de que sí, que está cerrada. Me desespera. Uno es consciente de que es un TOC, trastorno obsesivo compulsivo, como lavarse las manos mil veces, enderezar los cuadros u ordenar la ropa por colores.

Temo que mi perra ha empezado a tener su propio TOC. Gira en el mismo semáforo, salta en el escalón de siempre y se niega a hacer pis hasta que hemos girado la manzana. Luego se pone en el mismo sitio del sofá, esconde su juguete en el mismo lugar y hasta que no apagamos la luz no se va a la cama. Serán rutinas, pero a mí me parecen manías.

Una vez leí que David Bechkam se compraba sesenta pares de calzoncillos al mes y que, en la nevera, lo tenía todo doble. Vamos, con un par. Han visto a Uma Thurman hacer yoga en el pasillo de los aviones.  A Elthon John quemar todo lo que toca. Y al rey de las manías, Woody Allen, tomarse la temperatura corporal cada dos horas. Más allá de los famosos, que siempre nos hace gracia porque nos parecen extraterrestres, a mí me inquietan las manías que tenemos los demás. Desde el que abre y cierra el grifo, el que pone el volumen en el mismo número par, el que mira la hora a la misma hora, el que repite una frase varias veces porque le da suerte, el indeciso que duda hasta cuando acierta, el que ordena toda su ropa como si trabajara en Inditex, los que se atormentan con la limpieza de los zapatos y van frotando el empeine como si fueran Aladino, los que coleccionan todo tipo de bobadas como amuletos y los obsesivos puros, que rumian todo lo que hacen hasta la extenuación.

Quién no conoce a un amigo que cuente las rayas del paso de cebra, el que pisa solo las blancas, o aquel que no roza los adoquines rotos, o el que parpadea cuando ve números impares, el que tiene manía para sacar la pasta de dientes por arriba o por abajo no como hábito sino como obsesión, el que suma matrículas, el que toca dos veces el timbre, el que busca madera, el que pide un deseo, el que ordena los cubiertos como si estuviera en Buckhingam, el que se pone chocolate con el café como trastorno, no como capricho. Y… ¡el sexo! Me callaré porque aquí parecerá que todas la manías son mías.

Somos coleccionistas de rarezas. Estar sano mentalmente, ser lo que se dice "un tipo normal", debe de ser lo anormal. La mayoría de los TOCs me parecen divertidos. Nos hace un poco locos. La única manía que no soporto, como José Saramago, es la que tienen algunos de dar consejos sin haberlos pedido.

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