CARLOS G. MIRANDA. ESCRITOR.
OPINIÓN

La izquierda hipócrita

Carlos G. Miranda, colaborador de 20minutos.
Carlos G. Miranda, colaborador de 20minutos.
JORGE PARÍS
Carlos G. Miranda, colaborador de 20minutos.

En los noventa, salía con los del colegio por bares de copas de esos en los que se escuchaba pop español. El repertorio siempre incluía una canción de Los Nikis, El Imperio contraataca; es esa que dice que España está aplastando a Yugoslavia, que la tortilla de patatas ha vencido al McDonalds y que la moda es en rojo y amarillo. El tema tenía muchos fanáticos que la bailaban con el brazo levantado, como si fuera el Cara al sol. Se les escapaba la ironía y se tomaban la letra como un himno a un tiempo pasado que fue mejor. Igual alguno sí, pero creo que la mayoría, a los dieciséis años, no tenían muy claro lo que era la ultraderecha. La confundían con la derecha, que era la ideología que asociaban a la gente con dinero. Para ellos, esos eran los pijos y les gustaba que les reconocieran en esa categoría porque era sinónimo de que la vida les iba a ir bien. Ya os digo que estaban bastante confundidos.

Dos décadas después, encuentro algo parecido entre gente con más años que va a los bares de música indie, un género que, en su conjunto, funciona como un himno a la izquierda (a pesar de Russian Red). Son esos que levantan el puño con la misma facilidad que a los otros se les iba el brazo arriba, y también sin tener muy claro lo que significa.

Así como la derecha se asocia a dinero, la izquierda va tradicionalmente del lado de la honestidad. Los chanchullos en las cuentas de algunos de los de la Movida se han encargado de romper el mito, aunque en nuestros muros de Facebook hay muchas más pruebas de esa hipocresía. Todos tenemos en redes a alguien muy de izquierdas que se queda la factura de la cena del sábado para añadirla a sus gastos en la declaración. También al que busca los bancos que ofrecen mayor rentabilidad, contribuyendo al capitalismo feroz, y el que se olvida de defender los servicios públicos participando de los privados. Por supuesto, no faltan los que proclaman el rigor de un canal de televisión con intereses económicos (cuando no políticos) porque la televisión pública libre no hay que defenderla.

Algunos de esos que comparten la foto de su papeleta de izquierdas, no dejan tan claro que se reconozcan como la clase obrera que históricamente persigue la igualdad social a través de esa ideología. Marca la diferencia la superioridad intelectual, un valor asociado tradicionalmente a ese lado político en el que sí quieren reconocerse. La izquierda hipócrita tuitea sus firmas en change.org por los mismos motivos por los que los pijos de la canción de Los Nikis levantaban el brazo.

No, la izquierda no tiene que vivir debajo de un puente sin un título universitario, pero sí debería hacerlo con honestidad. La misma que proclaman las canciones de The Clash.

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