Juanfran, que había dado el pase del gol del empate, falló el penalti clave y pasó de héroe a villano. Cristiano, que había estado toda la noche poco católico (DRAE, 7), metió el otro penalti decisivo y pasó de villano a héroe. ¡El azar! A merengues y a colchoneros, enhorabuena y lo de Kipling: al éxito y al fracaso, esos dos impostores, tratadlos siempre con la misma indiferencia.
OPINIÓN30.05.2016 - 07:39h
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios