Decía Merlí, el profesor de filosofía de la serie catalana que tanta audiencia ha tenido que, "si queremos ser felices no debemos basar nuestra felicidad en unos principios tan frágiles como la suerte". Cada capítulo daba una lección magistral a sus alumnos, los famosos "peripatéticos". 

La suerte es algo que no dura para siempre, por lo que siempre toca estar preparados. Merlí enseñaba a pensar a sus estudiantes. Algo que se ha olvidado con el paso de los años y que se sustituye por libros sobre la fortuna. 

La sociedad vive por norma general en espacios confortables. Asisten a un camino ya marcado donde cualquier adversidad supone un problema parecido a aquella metáfora del vaso de agua y el ahogamiento. Además la humanidad vive en una etapa donde más que nunca mira la vida desde una cámara, sin disfrutarla con los ojos. ¿Recuerdan el mito de la caverna de Platón?

He leído que el Centro de Filosofía Para Niños ha remitido un manifiesto para que en los institutos haya más clases de esta materia de cara a la reforma de la ley educativa. Me encanta. La filosofía es el camino por el cual se aprende a encajar las piezas que quedan sueltas en el resto de asignaturas. Pocas herramientas hay más útiles en el tránsito del periodo que se pasa en la Tierra. 

Pensar es tomar decisiones. Equivocarse no está exento de saber hacerlo o no. Bloquearse, dentro de unos cánones, sí. La vida tiene más momentos complicados que placenteros. Por naturaleza, el dolor físico o mental agria el carácter, y lo primero es habitual sufrirlo en alguna ocasión. Recomiendo que tanto padres como hijos, de momento y hasta que incluyan más filosofía en las aulas, vean Merlí. Conviértanse en peripatéticos.