Para nada. ¡Yo no la veo como Marisol la artista! Para mí es quien me espera en casa, me escucha y me ayuda.
Le dedica el disco a su padre, ¿qué supuso Antonio Gades en su vida?
Figúrate. Él me decía que tenía que estudiar mucho y formarme para hacer las cosas bien. Me daba buenos consejos.
¿Le animó a cantar?
(Risas) ¡No mucho! Yo le ponía mis maquetillas y se quedaba serio y sacaba críticas. Pero en el fondo se reía.
¿Cómo se lo ha tomado su madre?
Bien. Me dice que si me gusta, tire pa’lante. Con mis hermanas ha hecho lo mismo. Ella está ahí para escucharnos y para recogernos si nos caemos.
Quien le dio el último empujoncito fue su hermana, María Estévez.
Sí. Me llevó un día al estudio de Paco Ortega y le dijo: «Mi hermana canta; anda, grábale un temita».
Dicen que todo lo que toca Paco Ortega tiene el éxito asegurado...
No lo sé, lo principal es disfrutar de lo que uno hace y hacerlo con ilusión. Lo que tenga que venir ya vendrá. No me gusta pensar en el futuro. Al final, el que tiene que salir, sale.
¿Quién era Celia Flores antes de dar este paso?
Una chica normal. Estudié un módulo de decoración y estuve 3 años trabajando haciendo planos con un arquitecto, con la radio enchufada todo el día y cantando.
En su primer sencillo aconseja «cuidar del amor, porque si no, se marchita». ¿Cómo anda de amoríos?
(Risas) ¡Bien! Estamos bien, algo tengo...
Bio
Tiene 24 años, es hija de Marisol y Antonio Gades y hermana de María Esteve. Vive en Málaga con su madre. Estudió decoración y lleva meses intentando dejar de fumar.
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