Un nuevo desierto de granito en la plaza de Ópera de Madrid

La plaza de Ópera, en Madrid
La plaza de Ópera, en Madrid
JORGE PARÍS
La plaza de Ópera, en Madrid

Gallardón consumó este miércoles el proceso de transformación de la capital en un desierto de granito. Las reformas basadas en el abuso de la piedra y la eliminación de jardines comenzaron en la plaza Soledad Torres Acosta (la de los cines Luna), alcanzaron su punto culminante en Las Cortes o Callao y finalizaron este miércoles (por el momento) con la inauguración de la plaza de Isabel II, más conocida como Ópera.

Los expertos en urbanismo y los vecinos criticaron el proyecto y sus temores se han cumplido. La plaza de Ópera ha perdido los parterres ajardinados que la rodeaban. En su lugar, se han plantado medio centenar de árboles en alcorques sobre la acera opuesta al Teatro Real. Para rematar la sensación de frialdad, el suelo se ha cubierto con 7.270 metros cuadrados de baldosas de granito. La explanada solo está interrumpida por una treintena de bancos de madera, un quiosco, las bocas del metro y la estatua de Isabel II, en el centro de la plaza.

Desvío del tráfico

Mientras, el Ayuntamiento defiende que los peatones salen ganando con la reforma. El 78% de la plaza es ahora de uso exclusivo para viandantes, mientras que antes solo podían disfrutar del 55% del espacio. El tráfico se ha reordenado para que solo puedan acceder allí los taxis y los autobuses. Por su parte, los coches privados deben desviarse por la calle de Caños del Peral.

La remodelación de la plaza (ejecutada por el Ayuntamiento) y de la estación del metro (por la Comunidad) se ha hecho esperar. Las obras comenzaron en agosto de 2008 y estaba previsto que finalizaran en diciembre de 2009. Pero durante la ampliación del vestíbulo de la estación se hallaron restos de la fuente de Caños del Peral (s. XVI) y del acueducto de Amaniel (s. XVII), lo que obligó a ralentizar los trabajos. Finalmente, se decidió conservar parte de estas estructuras históricas en el subsuelo y recrear uno de los caños en superficie.

A pie del Palacio Real a Fuencarral

Con la apertura de Ópera, los peatones se han adueñado de gran parte del centro. En los últimos ocho años, el Ayuntamiento de Madrid ha creado un eje peatonal que va desde la plaza de Oriente y el Palacio Real hasta el barrio de Malasaña. A lo largo de tres kilómetros, se puede pasear sin que estorben los coches por Arenal, Sol, Montera y Fuencarral.

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