Los trabajadores han empezado a limpiar el área donde se levantará el monumento que, aunque servirá para recordar a los caídos en el peor ataque contra EEUU desde la II Guerra Mundial, es motivo de fuerte controversia.

"Reflejo de Ausencia"

Bajo el título "Reflejo de Ausencia", se trata de dos piscinas de piedra reflectante -una por cada torre-, de una profundidad de 20 metros y rodeadas de arboles.

Las piscinas estarán circunvaladas de galerías en las que se inscribirán los nombres de los 3.000 muertos por los atentados de 2001 y también de 1993, cuando el World Trade Center fue blanco de un primer ataque terrorista.

"Es un monumento horrible. Los estadounidenses no vendrán a ver esa cosa subterránea en medio del agua", dijo Rosaleen Tallon, hermana de un bombero que murió en los atentados y que inició anoche una sentada en la Zona Cero.

Tallon es miembro de la Coalición de Familias del 11-S, que ha anunciado movilizaciones populares en contra del proyecto.

Además, la semana pasada presentó una demanda judicial para tratar de detener las obras, que está previsto concluyan en 2009 y tengan un coste mínimo de 500 millones de dólares.

El argumento fue rebatido por el presidente de la empresa encargada de la construcción del proyecto -la Lower Manhattan Developement Corporation-, Stefan Pryor, quien aseguró que el monumento "cumplirá con todos los requisitos necesarios para garantizar la seguridad de los visitantes".

Los políticos hablan, pero no están

También el gobernador del Estado de Nueva York, Georges Pataki, defendió las obras, que calificó de "paso muy importante para reconstruir la Zona Cero".

Por su parte el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, daba por zanjada la polémica al afirmar que "ha llegado la hora de actuar".