Nadie puede acusar de barroquismo a las calles de Villa de Vallecas. Este distrito es el más sobrio de todos los de la capital: en él se exhiben sólo 18 de los 1.978 monumentos que hay en Madrid.

Además, ninguno de ellos es una estatua, según el inventario municipal. La decoración de sus 64.177 hectáreas se reduce a dos grupos escultóricos, seis fuentes ornamentales, siete lápidas, una lámina de agua y dos monumentos consignados en el apartado de varios.

El único que puede competir en sobriedad con Villa de Vallecas es Vicálvaro (18 monumentos, sólo uno de los cuales es una estatua). Usera (ver monolito a la izquierda) y Hortaleza (44 monumentos cada uno) les siguen en discreción.

A los vecinos afectados esta escasez de elementos decorativos no les quita el sueño.

Embellecer la ciudad siempre está bien. Pero lo último que nos pusieron, hace ahora diez años, fue una fuente espantosa en la avenida del Mediterráneo a la que todos los vecinos llamamos La tarta" (ver imagen inferior), explica Marisa García, presidente de la asociación Santa Eugenia (Villa de Vallecas). "Para eso, preferimos quedarnos como estamos".

Los ciudadanos del distrito número dos en el podio de la austeridad, Vicálvaro, están satisfechos con su situación. "Es cierto que hay plazas en las que vendría bien algún monumento –reconoce Tomás Benito, de El Despertar de Vicálvaro–. Pero la zona está mucho mejor ahora que hace diez años".

Este distrito, además, aumentará su patrimonio ornamental en breve, según Benito: "El Ayuntamiento nos ha prometido que pondrá, en la avenida de la Democracia, la fuente que iba a ir en la glorieta de Cuatro Caminos, que finalmente no estará allí porque es demasiado grande".

La Concejalía de las Artes explicó que las estatuas se ponen a petición de instituciones, particulares o cualquier colectivo, y que si en esos distritos no hay más es "porque no se han solicitado".

Los barrocos

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