La XIV edición de 'Nits de deshielo i art' buscará su hueco en las Fallas por primera vez para experimentar con el paisaje sonoro de las calles, proponer la acción plástica a través de una performance de sonidos y experimentar con las nuevas tecnologías. Todo un festival de "lo raro y lo distinto" que se siente "libre en esa pequeña soledad" pero que reclama un espacio en los grandes auditorios, en las universidades y en la programación habitual.

El certamen, presentado este viernes por su director y compositor Llorenç Barber, junto al coordinador sede SGAE en la Comunitat Valenciana, Antonio Martínez, y el director del Instituto Francés de Valencia, Pascal Letellier, que acogerán parte de la programación junto a otras instituciones como El MuVIM o la Clínica Mundana, entre el 15 y el 18 de marzo.

Por primera vez, el festival traerá a toda una orquesta, pero no una orquesta cualquiera, sino 'L'orquestra de portpatils de L'Esmuc', que abrirá estos cindo días de experiencias sonoras con un concierto de ordenadores cuyas teclas sonarán según su modelo y programas. Y es que para, Barber, "el piano del siglo XXI es el portátil", ha resaltado.

El director del festival ha reivindicado también los profesionales el "paisajismo sonoro" que tenemos desde hace años y que han tenido que irse todos "fuera" para trabajar o quedarse "escondidos en un rincón". Entre ellos, el protagonista será en esta ocasión el paisajista valenciano Edu Comelles que presentará 'Orange Country', una pieza "que recuerda mucho a los acontecimientos políticos que están ocurriendo" y que mostrará cómo suenan las calles de Valencia que ha grabado durante años.

Grandes profesores de la performance asistirán a una propuesta de acciones simultáneas basadas en una mezcla de parámetros mixtos plasticosónicos que se medirán por tiempos, mientras la globalización cultural se hará notar con la llegada de los cantos difónicos del vecino país de Mongolia y sus instrumentos, de la mano de Michael Ormiston y Candida Valentino.

A su vez, 'Nits de deshielo i art' quiere poner en valor "modelos" en la música experimental y rescatar "maravillosos futuristas" como fue el cura cantor Juan García Castillejo, con cuyo nombre se creó hace cuatro años un premio a la creatividad para "aquel que sea capaz de decir y proponer las cosas que se salen más de madre" y "que destaque por su labor de meter la pata", ha subrayado Barber.

Así, en esta ocasión el galardón recaerá en Miguel Álvarez Fernández, por su programa 'Artsonora' en RNE. Para Barber, se trata de un espacio tan "arriesgado" que espera que "nadie le dé la patada y le calle porque somos muy pocos", ha apuntado.

El galardonado ha preparado para la ocasión 'Ahoratorio Castillejo, Op. 80. Réquiem por la memoria de un visionario español', un tema que rinde homenaje al cura Castillejo al tiempo que hace referencias a John Cage.

El director de 'Nits de deshielo i art' ha aprovechado la presentación del certamen para reclamar más presencia de este tipo de tendencias musicales en auditorios, universidades y programación general de las instituciones, al tiempo que ha lamentado que espacios como el Palau de la Música, el Palau de les Arts Reina Sofía o el Instituto Valenciano de la Musica "no quieran bajo ningún concepto incluir las praxis de ahora".

"listas negras y prohibiciones"

En su opinión, "la Valencia culta está dejando un gran espacio que no llena nadie", un "déficit" que este festival trata de cubrir una vez al año y gracias a las ayudas de los compañeros y a que los músicos vienen gratis. Según Barber, esta deficiencia no se produce únicamente Valencia, "pero aquí se nota mucho más" a pesar de que "apenas es dinero".

En Madrid, ha ejemplificado, "con cuatro perras" tienen 20 locales donde se realiza este tipo de experiencias sonoras. Sin embargo, "en Valencia, el nivel creativo siempre está por encima de su nivel de gestión", ha lamentado.

Según Barber, "la gente es muy torpe con lo nuevo" y como ocurriera en el pasado, a las vanguardias "ni se les mira a la cara", ha censurado. Además, ha continuado, Valencia "vive en un contexto social de listas negras y prohibiciones, en una no democracia" que "necesita deshelarse".

El último ejemplo de ello lo vemos en el "vicerrector de Cultura de la Universitat de València, Josep Luis Sirera, que "se ha ido a casa porque no aguanta más, porque la UV le promete una cosa y no se la da, luego no son valientes y todo el mundo se calla", ha sentenciado.