Otra de las tendencias es saltar de los escenarios a la gran pantalla, brinco peligroso en el que algunos acaban descalabrados. Para muestra, la incursión de Mariah Carey en la cinta Glitter (2001), un sonado fracaso. La última en probar suerte en el cine es Bebe, que rueda a las órdenes de Julio Médem Caótica Ana. También prepara película Bono. El líder de U2 interviene en un filme sobre John Lennon.
Algunos se han quedado sólo con la experiencia de haberlo probado sin destacar demasiado, como Miguel Bosé, que ha actuado en más de 30 películas, o Jennifer López, cuya faceta de cantante le reporta más éxitos que la de actriz.
A otros, como Najwa Nimri, Coque Malla o Lolita, les vino bien el cambio y casi destacan más como actores que como cantantes.
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