El alcalde de Santander, Íñigo de la Serna, ha entregado esta mañana el Premio Solidario de la ciudad, en su segunda edición, a Constantina Prieto Gutiérrez y a la ONG Manos Unidas, en reconocimiento a su trabajo voluntario y su dedicación a los demás.

De la Serna remarcó la "solidaridad solitaria y la actitud altruista" que, durante sus 105 años de vida, ha mantenido Constantina Prieto, de quien dijo que es "más joven que muchos de nuestros jóvenes" y a quien consideró un "ejemplo para todos".

El Ayuntamiento le ha otorgado su segundo Premio Solidario, en la modalidad de Premio al Mérito Social, por su labor y dedicación cívica y social atendiendo a los demás, especialmente a los mayores de la Residencia Santa Lucía y a los vecinos del Barrio de Porrúa, en el que ha residido a lo largo de más 30 años.

"Hasta que ha tenido la oportunidad de hacerlo, ha estado siempre echando una mano a los demás", afirmó De la Serna, al tiempo que recordó que esta dedicación le ha servido también para ser reconocida por las charangas y comparsas del Carnaval de Santander, que le han otorgado la Copa Champán de este año.

El alcalde calificó a Manos Unidas, reconocida con el Premio Solidario en la modalidad de Buenas Prácticas, como una institución ejemplar, que permanece allí donde se les necesita, independientemente de que se haya alejado el foco de la atención mediática, como, por ejemplo, en Haití.

Manos Unidas ha sido premiada por su programa "Campaña contra el hambre", dirigido fundamentalmente a sensibilizar a la población en general y a financiar proyectos en los países en vías de desarrollo. El Ayuntamiento concede del Premio al Mérito Social a una persona física con el objetivo de premiar acciones de voluntariado social, individuales o colectivas, de interés general, desarrolladas durante un amplio período de tiempo, dirigidas a los colectivos sociales más vulnerables.

Por su parte, el Premio de Buenas Prácticas se concede a entidades que desarrollen servicios, programas, proyectos e intervenciones sociales que puedan ser consideradas como buenas prácticas en la mejora de la calidad de atención y la intervención social en el ámbito de los colectivos sociales más vulnerables.