El agua de los corrientes

Quizá porque ya nadie la beba o quizá por los efluvios azules que irradia sobre el papel impreso, sorprende el escaso eco que, con excepciones, se ha proporcionado al análisis que, conforme a varias muestras recogidas por la OCU, demuestra que el agua de Murcia no es potable.
A vivir, batallar, especular, rezar, golpear (las bolas), perforar, desalar, manifestarse y mojarse hay que unir ahora morir por el agua. Dos análisis de la OCU, uno en 2002 y otro en 2005, concluyen que Murcia tiene, aparte de poca, cara y mala agua. Y luego nos quejamos si nos cierran el grifo. Esperemos que el agua corriente que, desde el 18 de febrero de 2006, reciben las viviendas de La Zarza y La Raja, allá por Jumilla, sea de mejor calidad, que la espera haya merecido la pena. Aquí, mientras tanto, no sería malo que en los actos públicos, al modo de Villepin con las alitas de pollo, se exhiban jarras repletas de agua del grifo. Lástima de ranas y pobres de aquellos a los que les toque la pedrea, cosa harto corriente.
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