El presidente del jurado, Xavier Rubert de Ventós, destacó que el premio –dotado con 80.000 euros y una obra escultórica de Antoni Tàpies– se concedió por mayoría absoluta, que también apreció la crítica institucional del religioso «radical y a la vez cordial y sin rencores». En este sentido, los promotores del premio recordaron que, cuando su permanencia en Brasil estaba más amenaza, el propio papa Pablo VI declaró que «tocar a Pedro es tocar a Pablo».
Un obispo sin báculo
El obispo más popular de la iglesia católica llegó a Brasil hace tres años y destacó por su lucha contra la opresión de los indígenas, llegando incluso a estar amenazado de muerte y perdiendo en su camino a muchos colaboradores, asesinados por terratenientes y guerrilleros.
Casaldàliga, al conocer que recibiría el premio de manos del president Maragall, dijo que «no es un premio individual, sino de todos los que trabajan en favor de los desvalidos».
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