El joven que golpeó mortalmente a otro que intervino para defender a una chica cumplirá tres años de cárcel

El magistrado juez del juzgado de lo Penal número 1 de Valencia ha impuesto una condena de tres años a David M.G. por la muerte del joven de Benicull Daviel Oliver, al que propinó un fuerte puñetazo que le provocó una caída que acabó causándole la muerte, cuando se disponía a intervenir para defender a una chica con la que el ahora condenado estaba forcejeando.
Ciudad de la Justicia
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El magistrado juez del juzgado de lo Penal número 1 de Valencia ha impuesto una condena de tres años a David M.G. por la muerte del joven de Benicull Daviel Oliver, al que propinó un fuerte puñetazo que le provocó una caída que acabó causándole la muerte, cuando se disponía a intervenir para defender a una chica con la que el ahora condenado estaba forcejeando.

Los hechos ocurrieron sobre las 13.45 horas del 17 de octubre de 2007, en la Avenida de los Naranjos, en la zona de las Facultades, cuando Daniel Oliver se dirigió hacia una pareja al ver que el acusado, David M., forcejeaba con una chica a la que cogió del cuello y la empujó contra una valla. Cuando aún no les había alcanzado, el ahora condenado corrió hacia él, le insultó y le lanzó un fuerte puñetazo en el cuello. La víctima sufrió un desvanecimiento repentino y cayó al suelo inconsciente, donde sufrió un traumatismo grave que le llevó a la muerte seis días después.

El juez considera acreditado que David M. es responsable de un delito de homicidio por imprudencia grave por el que le impone tres años de prisión, una indemnización de 130.000 euros para los padres de la víctima y otra de 5.761 euros a la Agencia Valenciana de salud por las atenciones que precisó el fallecido durante los días en los que estuvo en coma, y 12 días de localización domiciliaria por una falta de lesiones.

Asimismo, además de imponerle las cosas del procedimiento, incluidas las de la acusación particular, el magistrado ha solicitado que, una vez sea firme la sentencia, se deduzca testimonio por si dos testigos —la actual exnovia del acusado y chica con la que estaba forcejeando en el momento de los hechos y una amiga— hubieran incurrido en un delito contra la administración de Justicia por falso testimonio en la causa, al alegar que el golpe había sido defensivo.

En la sentencia, el magistrado subraya que la pena impuesta —y que era la solicitada por la acusación particular frente a los dos años que pedía la Fiscalía— es "proporcionada" teniendo en cuenta las circunstancias del hecho. "En concentro, por el carácter desproporcionado y arbitrario de la agresión, ya que la víctima no tenía ninguna relación con el acusado, solamente intervino para recriminarle su actitud violenta", apunta el fallo, en el que se precisa que se han tenido también en cuenta las condiciones del acusado, que en ese momento sufría un trastorno adaptativo que pudo favorecer su comportamiento violento.

Asimismo, subraya que frente a la "reacción justificada y pacífica de Daniel, el agresor se opuso con desproporcionada energía y peligrosa violencia, pues el puñetazo que le asestó fue de tal naturaleza que las lesiones graves eran muy previsibles. Y además, con cierto abuso de fuerza, pues los testigos coinciden en que Daniel era de visible menor corpulencia".

Al respecto, incide en que el "desvalor del comportamiento del acusado es todavía mayor si tenemos en cuenta que Daniel Oliver, que intervino espontáneamente para evitar los malos tratos a una desconocida, obró movido en el ejercicio encomiable del deber de solidaridad, mereciendo por ello una mayor protección".

De este modo, indica que "más allá de simples intereses particulares, la agresión se proyectó también contra elementales normas de convivencia y contra los deberes cívicos que rigen nuestra sociedad, y es lógico que haya causado una manifiesta repulsa social".

Abundante prueba testifical

El magistrado subraya que en este caso hay documentación médica y abundante prueba testifical, incluso la confesión del propio acusado, que acreditan que el fallecimiento fue consecuencia de la conducta de Daniel M., aunque únicamente reconoció que golpeó a la víctima para quitársela de encima.

De todos los testimonios de cargo, destaca el de una joven que ofreció numerosos detalles de lo sucedido y una "descarnada" descripción del "puñetazo fortísimo" que vio que le propinó, tan fuerte que aún tiene "impreso en su memoria el sonido".

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