Segovia acoge una exposición sobre la proyección de la obra de García Lamolla en los hechos históricos del siglo XX

Las salas del Torreón de Lozoya de Segovia acogen desde hoy la exposición 'Lamolla. Espejo de una época', una muestra dedicada a la figura del pintor catalán Antoni García Lamolla (1910-1981) y al reflejo en su trayectoria y su arte de los acontecimientos históricos vividos en España y Europa a lo largo de la mayor parte del siglo XX.

Las salas del Torreón de Lozoya de Segovia acogen desde hoy la exposición 'Lamolla. Espejo de una época', una muestra dedicada a la figura del pintor catalán Antoni García Lamolla (1910-1981) y al reflejo en su trayectoria y su arte de los acontecimientos históricos vividos en España y Europa a lo largo de la mayor parte del siglo XX.

Organizada por el Museo de Arte Jaume Morera de Lérida y la Sociedad Estatal de Acción Cultural, la muestra, con más de un centenar de piezas, llega a la capital segoviana de la mano de la Obra Social y Cultural de Caja Segovia, de manera que podrá visitarse en el Torreón de Lozoya hasta el próximo 30 de mayo.

Jesús Navarro, director del Museo Jaume Morera y comisario de la muestra junto a Lucía García de Carpi, explicó que el principal objetivo de esta exposición, que pudo verse en Lérida el año pasado, con motivo del centenario del artista, es "dimensionar la obra de Lamolla, ya que por circunstancias de su vida, fundamentalmente la guerra civil y el exilio, su trayectoria no ha sido suficientemente reconocida".

Navarro indicó que la mejor forma de dimensionar la relevancia histórica del trabajo de Lamolla era ponerlo en diálogo con el de otros artistas de la época, de las vanguardias históricas y fundamentalmente del Surrealismo; así, la exposición incluye piezas de diversos artistas con los que coincidió, primero en Lérida y luego en París.

Lamolla, cuya madre pertenecía a una conocida familia leridana, nació en Barcelona en junio de 1910, ya que en ese momento la familia residía allí a causa de la profesión de su padre, interventor de la Red de Ferrocarriles. Pero a los 14 años, el joven Lamolla se traslada a Lérida, donde pasó su etapa de formación y entró en contacto con un grupo de artistas de vanguardia, fundamentalmente surrealistas, entre los que destacaba Josep Viola (después conocido como Manuel Viola).

Siendo aún muy joven, a finales de 1935, con apenas 25 años, Lamolla experimenta una rápida proyección nacional e internacional, con importantes exposiciones en Madrid, Barcelona, Tenerife y París, una trayectoria al alza que se ve bruscamente interrumpida por el estallido de la guerra civil.

Fiel a la legalidad republicana y afín a movimientos anarquistas, Lamolla se dedicó a la ilustración de periódicos y revistas libertarias, aunque de ese momento se recuerda también su labor para defender el patrimonio artístico religioso leridano. El fin de la guerra supone su exilio en Francia, donde pasó por varios campos de concentración y vivió también la segunda guerra mundial.

Esa dura época supone un cambio importante en su obra, que se hace más densa y sombría. Poco a poco, pasada la guerra mundial, se va integrando en los medios culturales franceses, y cuando decide hacer del arte su profesión su trabajo se bifurca en dos, una obra más reflexiva y personal, que en general guarda en su estudio, y otra más comercial, que le permite mantener a su familia.

A partir de los primeros sesenta, el pintor comienza a hacer viajes a España y a lo largo de esa época protagoniza alguna exposición en Zaragoza y Huesca, aunque no volverá a mostrar su obra en Lérida hasta el restablecimiento de la Democracia, concretamente en 1976, cinco años antes de su muerte en 1981.

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