En España se ha cambiado el nombre, pero prefiere no revelarlo. Tiene miedo de que cualquier opinión sobre los españoles se le venga en contra. «No quiero hablar mucho. Hay gente aquí que te discrimina: se fijan demasiado en lo que haces: si eres exitosa o no, si vas o si vienes, si dices o no dices. Siempre hay algo para señalarte porque vienes de afuera», opina. Vive con su hija y su nieta en un pequeño apartamento que compró con el poco  dinero que trajo de Polonia «y una hipoteca que pagaré hasta el día que me muera». El resto de su familia no pudo acostumbrarse a España y se trasladó a vivir a Viena. En su casa no es la única que tiene miedo de hablar. Su nieta tiene pánico de decir lo que piensa por miedo a ser discriminada en la escuela. «Al principio yo creía que exageraba –opina la abuela–, pero ya veo que es verdad. Hay gente xenófoba y a veces es mejor no darles motivos».