El caballo indómito

Hay adjetivos que están asociados a un nombre.
Si decimos Murcia, como un acto reflejo aparece acogedora. Si nombramos inflación, no nos viene a la mente ni acogedora ni –aunque pudiera ser tal como vamos– el sustantivo Murcia.

Inflación va unida a galopante. Tenemos unos precios desbocados que castigan a los que menos tienen: asalariados, pensionistas y parados. Circunstancia que se agrava si se vive en una región pobre. Paradójicamente, las causas principales de la subida de la inflación son el incremento de los precios de la energía y de los alimentos, dos materias primas en las que Murcia es rica gracias al polo energético de Cartagena y a su potencialidad agroalimentaria. Así dicho, parecería que Murcia se está haciendo de oro, pero nuestras manos no manejan las riendas ni de la energía ni de la distribución agroalimentaria. Nosotros alimentamos el corcel y otros lo cabalgan. Ése debe ser nuestro caballo de batalla.

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