Se absuelve a su madre, acusada, al reconocer ellas la propiedad de la cocaína

La Audiencia de Cantabria ha condenado a tres años de prisión por un delito de tráfico de drogas a dos hermanas que alegaron que habían comprado cocaína para consumirla en grupo con unos amigos ese fin de semana, como solían hacer habitualmente.

Ellas sostenían que habían adquirido la droga para consumirla con siete amigos, que tenían establecido un turno en el que en cada ocasión le tocaba a uno recopilar el dinero y comprar la droga, aunque mostraron contradicciones sobre quien de las dos la compró, para qué día y por cuanto valor.

Sin embargo, la sentencia las considera a ambas vendedoras de cocaína a pequeña escala, y al respecto argumenta que en el momento de registro del domicilio se halló precisamente a uno de los amigos con dinero para comprarla, y también que las cantidades que aportaban no eran iguales.

En el domicilio aparecieron seis papelinas de un gramo y 15 de medio gramo, colocadas en tubos de carretes fotográficos, listas para ser entregadas a terceras personas.

La jurisprudencia considera que el consumo conjunto en grupo es equiparable al consumo individual, y por tanto no se penaliza, siempre y cuando los consumidores sean adictos (y se entiende aquí por adicto el consumo de fin de semana), y lo hagan en un lugar cerrado, además, en un consumo "inmediato".

En cambio, se absuelve del delito a su madre, ya que nunca se la vio traficar y sus hijas admitieron que la droga incautada era de ellas.

También se las absuelve, a las tres, de un delito de tenencia de armas, pues las escopetas que aparecieron en su casa tenían licencia, al contrario que la navaja, los munchacos y otros efectos.