En agosto de 2009 entrevistamos a Mario Casas en Buenos Aires durante el rodaje de Carne de neón, un thriller en el que encarna a un delincuente que quiere retirar de la prostitución a su madre y que se estrena este viernes.

Llevamos más de un año hablando de Carne de neón...

Pensaba que llegaría antes, pero lo importante es que se estrene porque está muy bien, muy conseguida, y se ve todo el trabajo que hay en ella.

¿Cómo la definiría?

Sorprendente, con mucho de comedia, pero al estilo de Tarantino o Guy Ritchie... Te lleva a un mundo especial, duro y con personajes muy hijos de puta, pero con buen corazón.

¿Y usted, cómo está en ella?

¡Más joven! Creo que desde entonces he madurado, pero al personaje le viene muy bien esa edad porque es un niño entre chulos, travestis y prostitutas y necesita su cariño.

¿Qué debe tener un personaje para que usted lo interprete?

Si me gusta el guión y confío en el director, sé que me puedo arriesgar, porque para trabajar necesito estar a gusto, tranquilo, con buen rollo... Y luego, claro, verme en el personaje, y que mis amigos o mi familia también lo hagan, porque suelo dejarles leer el guión.

¿Cómo es como actor?

Intento sacar todo lo que tengo dentro y proyectar lo que quiere el director. Y, en lo emocional, lo doy todo: me gusta mucho buscar dentro de mí y emocionar al público.

Viendo cómo le va, parece que lo está consiguiendo.

Estoy haciendo cosas que me apetecen mucho, y creo que estoy trabajando bien. Me esfuerzo, lo hago lo mejor que puedo para que la gente que me rodea se sienta orgullosa. He tenido bastante suerte, pero a la suerte también hay que mimarla con mucho trabajo.

¿Qué papeles le están llegando?

Muchos en películas muy comerciales, y los rechacé casi todos menos el de 3 metros sobre el cielo. Ése me apetecía por el director, porque la intuición me decía que iba a funcionar... Era para adolescentes, pero tuvimos un millón y pico de espectadores, ¡así que debió haber de todo!

¿En qué cree haber cambiado?

Siento que me exigen más y que tengo más ojos encima, y por eso intento superarme. Lo haré mejor o peor, pero doy el 100%... Si el éxito dura, perfecto, y si se acaba, sabré que he luchado por mi hueco. Eso quedará en mi cabeza: trabajo, educación y madurez, y saber que solo no tengo nada, que esto es trabajo de equipo.

Pero hay un fenómeno, y ése sí que es en torno a usted...

Si te digo la verdad, no me gustan las sesiones de fotos, y las portadas en las que me veas siempre será por trabajo, porque si quiero que la gente vaya al cine o me vea en la tele, tengo que promocionarlo. Pero para las portadas de moda, o para las entrevistas personales, soy más reacio.

¿Y en la calle, con la gente?

Soy distante. A veces me toca marcar distancias porque la gente se toma demasiada confianza, pero me mola hablar con desconocidos y que algunos me digan que no les gusto como actor, siempre que sea con educación. Eso es lo que me llena: que me vean, que se entretengan y, si puede ser, que les guste lo que hago.