La Diputación Provincial de Huesca edita una Guía de Buenas Prácticas en Truficultura

La Diputación Provincial de Huesca (DPH) ha editado la 'Guía de Buenas Prácticas en Truficultura' que permite identificar, plantar, podar, regar y producir la trufa, publicación que forma parte de la apuesta de la institución por el desarrollo de este cultivo en el territorio altoaragonés.
Trufa, hongo
Trufa, hongo
wikimedia commons
Trufa, hongo

La Diputación Provincial de Huesca (DPH) ha editado la 'Guía de Buenas Prácticas en Truficultura' que permite identificar, plantar, podar, regar y producir la trufa, publicación que forma parte de la apuesta de la institución por el desarrollo de este cultivo en el territorio altoaragonés.

La presentación de la guía, que cuenta con 500 ejemplares, ha tenido lugar este martes en el Centro de Investigación y Experimentación en Truficultura de Graus (Huesca) y ha contado con la presencia del diputado de Iniciativas Locales de la DPH, José Torralba, y de la alcaldesa de Graus, María Victoria Celaya.

Asimismo, han asistido responsables de la Asociación de Recolectores y Cultivadores de Trufa de Aragón y las ingenieras que han dado forma a los contenidos de la guía, María Martín, Eva Gómez y Ana Incausa.

A lo largo de 60 páginas, y con el apoyo de material gráfico, se puede acceder a toda la información necesaria para introducirse en el cultivo de los hongos fructificados, "que deben su alto precio en el mercado al mimo con el que hay que tratarlos antes, durante y después de su crecimiento", ha informado la DPH en un comunicado.

Así, conseguir un terreno trufero de buena calidad requiere conocimiento y esfuerzo, y con esta guía se pretende facilitar el trabajo a los truficultores, quienes, además, podrán acceder a algunas direcciones de interés, bibliografía y al glosario con las palabras clave para el cultivo de la trufa.

La guía se puede recoger de forma gratuita tanto en el Centro de Investigación y Experimentación en Truficultura de Graus como en la sede de la DPH, tanto en el caso de trabajadores por cuenta ajena, especialmente de pequeñas y medianas empresas, y por cuenta propia.

Esta iniciativa se realiza en el marco del programa 'Cul-Tuber', que desarrollan la DPH y la Fundación Biodiversidad, a través del Programa Empleaverde 2007-2013 del Fondo Social Europeo. CONTENIDO

La guía explica que las truferas se desarrollan en suelos pobres, donde el hongo aporta a la planta lo que ésta no es capaz de asimilar directamente del suelo y, a cambio, ofrece al hongo aquellos productos que él no puede sintetizar y un sustrato sobre el que poder reproducirse.

Este equilibrio es el que hace que la truficultura sea una actividad muy difícil, ya que hay que cuidarlas con mimo y dejar que el proceso siga su curso.

Puede durar entre cinco y nueve años, y depende de factores como el clima, la ecología y la orientación. Otro de los aspectos fundamentales de esta publicación es la diferenciación de los tipos de trufa, para que la plantación dependa de las características del terreno.

Cuando el truficultor ha estudiado su plantación, debe de elegir si comenzará en primavera y otoño. Dependiendo de esto, habrá que dejar después más espacio entre los hoyos en los que se van a introducir las futuras trufas, que en un primer momento deben quedar cubiertas hasta el cuello para ser rellenadas con tierra fina.

En este periodo de asentamiento es conveniente utilizar tubos protectores. Su correcta colocación es fundamental, porque, de lo contrario, resultaría perjudicial. CULTIVO

El truficultor mediante la observación y el sentido común tiene que tomar las decisiones correctas en cada periodo. En los dos o tres primeros años de plantación, se recomienda tener el terreno limpio de malas hierbas y asegurar un aporte hídrico de supervivencia.

Cuando el hongo empieza a desarrollarse se puede iniciar una poda suave y un control de raíces por parte de un organismo acreditado. Ya una vez ha aparecido el quemado, entre el quinto y el sexto año, se realiza el mantenimiento del suelo según las características de la tierra.

Por último, comienza la etapa de producción, que se puede dar entre el sexto y el octavo año de vida de la planta. En este momento, lo más importante es el riego y la recolección.

La época de recolección viene marcada por la ley, entre el 15 de noviembre y el 15 de marzo. En ella, se recomienda no retirar las trufas inmaduras o las demasiado maduras, y en el caso de la silvestre se realiza con la ayuda del perro, que se adiestra con pocos meses de edad.

En esta fase, y si la parcela ha evolucionado favorablemente, se pueden recoger entre 20 y 80 kilos por hectárea plantada, que serviría para amortizar la inversión inicial en ese terreno, de entre 4.500 y 5.500 euros, y comenzar a sacar beneficios.

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