El Ayuntamiento prevé que el Polígono Valparaíso II dedique 1,4 millones de metros cuadrados a pequeñas empresas alimentarias, como bodegas de tamaño reducido, trujales o almazaras. Así lo ha avanzado el concejal de Desarrollo Urbano, Miguel Gómez Ijalba, que esta mañana ha visitado el trujal de aceite tradicional 'Virgen de la Esperanza'.

Según ha señalado el edil, la zona en la que se encuentra instalado este trujal, en la Carretera de Navarra, frente a la puerta principal del Cementerio Municipal, está dentro de un PERI de reconversión industrial que data de 1998, con lo que la actividad de las empresas de la zona deberá finalizar para el año 2020.

Por parte del Consistorio, se ha contado con que, en una zona cercana, y además de los más de 600.000 metros cuadrados de Valparaíso I, se contará con los más de 1,4 millones de metros cuadrados de la segunda fase del futuro polígono "que se va a destinar a empresas agroalimentarias".

"Se trata -ha detallado Ijalba- de contar con un tipo de actividades agrícolas que, históricamente, se han llevado a cabo en La Rioja y que están desapareciendo de Logroño. Así, se podrán instalar pequeñas bodegas, trujales o almazaras, entre otras actividades".

Cada parcela sería "de pequeña superficie, en torno a 10.000 metros cuadrados", con naves de reducido tamaño, y que contarían "con un espacio libre privado para zona verde de cultivo, sea viña o, como en este caso, olivar".

El concejal ha apuntado que, junto con el trujal 'Virgen de la Esperanza', ya hay algunas otras empresas que han mostrado su interés por el futuro polígono, entre las que ha citado Bodegas Franco Españolas, por lo que ha vaticinado que "en un plazo de 5 ó 6 años, podremos contar con la implantación de siete u ocho empresas".

El trujal 'Virgen de la Esperanza', según ha explicado su responsable, Jesús Bárcenas, está en marcha desde 1960, en régimen de cooperativa, y mantiene desde entonces el método tradicional de elaborar el aceite. Sólo queda otro de este mismo estilo en La Rioja, en la localidad de Corera.

"Aquí vienen los agricultores directamente con sus olivas, a veces con pequeñas cantidades, se muele y cada uno se lleva el aceite que se produce con lo suyo", ha apuntado. En conjunto, se muelen entre 70.000 y 80.000 kilos de oliva por campaña, que dan lugar a unos 15.000 litros de aceite extra virgen.

El trujal cuenta con métodos tradicionales, con una molienda se hace inmediatamente a la llegada de las aceitunas "para evitar que se pudra el producto, así el aceite sale mejor". La mezcla pasa por unos rulos, una paleta y una batidora "que calienta el aceite", para acabar en la prensa, que deja completamente elaborado el producto final.

Bárcenas ha destacado de forma especial que el trujal recibe de forma habitual la visita de estudiantes de centros escolares de toda la comunidad, "que aprenden cómo es este proceso, y, al final, les damos chapatas con aceite, y se pegan por comerlas, porque la calidad del aceite es muy buena".

Para Gómez Ijalba, la oportunidad de poder instalar en Valparaíso II este tipo de actividades agroalimentarias supone "una alternativa más para establecer una actividad económica, una buena alternativa además para volver al cultivo de la aceituna en campos ahora vacíos y que estaban ocupados por otras plantas, como la remolacha".