«La mujer tiene fama de mentir, porque los mitos los escriben ellos»

¿Ellas mienten para gustarles a ellos, y ellos, para llevarlas al huerto?, ¿los animales cuentan trolas?
Miguel Catalán destripa estos y otros enigmas del engaño en su nuevo libro Antropología de la mentira (del Taller de Mario Muchnik).

¿Por qué se dicen mentiras?

Por infinidad de razones. Por diversión, por aburrimiento, para hacer el bien, para hacer el mal, para que te dejen en paz, para presumir, para ligar, para proteger la intimidad…

Cuenta en su libro que un perro es capaz de fingir que está cojo para que no le dejen al cuidado de una bici, ¿los animales mienten más que las personas?

Somos los seres más embusteros del planeta, y lo somos por nuestro mayor desarrollo. La mentira se relaciona con la inteligencia, el lenguaje y la imaginación propiamente humanas.

¿Inteligencia? ¿El mentiroso es más listo que el sincero?

Un buen mentiroso debe tener fantasía, pensamiento analítico, capacidad estratégica, buena memoria y flexibilidad para cambiar de planes. Pero los más inteligentes no son los más mentirosos, sino los que emplean la mentira con mayor prudencia.

¿A qué se debe la fama de mentirosas de las mujeres?

A que los hombres, que son quienes han escrito los mitos y relatos de nuestra cultura, han proyectado en ellas los defectos comunes.

En el amor, ¿ellas tienen la fama y ellos cardan la lana?

En la fase del cortejo, las mujeres aparentan un atractivo físico mayor del real; los hombres mienten a las mujeres de la forma más variada: presumen de hazañas irreales, de habilidades inexistentes, simulan un interés no sexual…

Y quien dice «yo no miento nunca», ¿otra trola?

No hay veraces absolutos. Quienes creen de verdad que nunca mienten, mienten a los demás, como todo el mundo de vez en cuando, y a sí mismos. No es lo mismo decir «yo nunca miento» que no mentir nunca. «Yo nunca miento» suele ser una fórmula para que los demás presten crédito a nuestras declaraciones, como cuando decimos «con la mano en el corazón».

No me la estará colando, ¿no?

No tema. Si por dedicarme al estudio de la mentira debiera mentir con mayor frecuencia, entonces los ornitólogos piarían en vez de hablar.

Bio

Valenciano, 48 años. Ha escrito el Diccionario de falsas creencias y El prestigio de la lejanía. Premiado con el Juan Gil-Albert y con el Alfonso el Magnánimo.

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