Dos años de cárcel para el comercial de un concesionario de coches por apropiarse casi 86.000 euros

La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Cantabria ha condenado a dos años de cárcel al comercial de un concesionario de vehículos por apropiarse de casi 86.000 euros de la empresa que recibió en concepto de pagos de clientes.

La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Cantabria ha condenado a dos años de cárcel al comercial de un concesionario de vehículos por apropiarse de casi 86.000 euros de la empresa que recibió en concepto de pagos de clientes.

Según se explica en la sentencia, conocida este lunes, los hechos ocurrieron entre los meses de diciembre de 2007 y enero de 2008. Por aquellas fechas el acusado, D.M.L., trabajaba como agente comercial y ejercía a veces como jefe de ventas del concesionario, dedicado a la compraventa de vehículos nuevos y usados.

En aquel tiempo, el procesado recibió cantidades de clientes por los vehículos vendidos que, en lugar de incorporar a la caja de la empresa, se apropió para él.

En total, la sentencia asegura que el hombre se quedó con 85.970 euros, de los cuales, devolvió 2.258,28 euros tras admitir los hechos y firmar un reconocimiento de deuda con la empresa.

La Audiencia Provincial de Cantabria le ha condenado como autor de un delito de apropiación indebida, con la atenuante de reparación parcial del año. Le impone por ello los dos años de cárcel, así como el pago de una multa de 1.080 euros. Además, deberá indemnizar a la empresa con 85.471 euros más intereses.

La condena rebaja por tanto las pretensiones de la Fiscalía, que pedía tres años y siete meses de cárcel y multa de 3.000 euros por un delito continuado de apropiación indebida. Sin embargo, la sala recalca que no hay datos que prueben en cuántos pagos recibió el dinero, con lo cual, no se puede asegurar que fuera un delito continuado.

También rechaza la petición de la defensa para que se le aplicase la atenuante de ludopatía porque, a juicio de la Audiencia, no hay ninguna prueba que lo avale y, además, es "contradictorio" con su argumento exculpatorio inicial, cuando dijo que había perdido o le habían robado la chaqueta con el dinero.

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