Llega la hora de los emprendedores: montan su sello, abren una tienda y no paran

  • Aunque la industria musical vive días difíciles, siempre hay quien se embarca en nuevas aventuras.
  • Montar un sello, una promotora, abrir una tienda... En tiempos de crisis, quejarse sirve de poco.
Darmo, responsable del sello A13.
Darmo, responsable del sello A13.
Park Arts
Darmo, responsable del sello A13.

Darmo tiene la agenda apretada. En un día normal tiene que dedicar un hueco a la grabación de su nuevo LP, hablar con su mánager, ponerse de acuerdo con el diseñador gráfico, cerrar los flecos de su próxima gira –que organiza él mismo–... Es sólo una pequeña parte del precio a pagar por la independencia que ha elegido.

Hace un año, este rapero madrileño decidió prescindir de los sellos discográficos y poner en marcha el suyo propio, A13 Records, para dar salida a sus discos y a los de artistas amigos como Carmona o Iván Nieto. Una labor a tiempo completo. "Es un trabajo estresante", apunta. "Hay días muy duros, en los que tienes el corazón al límite. A veces todo son puertas cerradas...". Y sin embargo, lo tiene claro: "Merece la pena, porque es mi sueño, mi vida y la manera que tengo de decirle al mundo que aquí estamos".

Samuel Ruiz lo tuvo, si cabe, aún más difícil. En 1998, cuando sólo tenía 21 años, su vida dio un vuelco drástico: le diagnosticaron esclerosis múltiple, una enfermedad degenerativa que poco a poco ha ido minando su movilidad. Pese a ello, no renunció a su proyecto más ambicioso: montar un estudio de grabación. Por aquel entonces ya había dado sus primeros pasos en el mundo del sonido profesional, y no estaba dispuesto a que la enfermedad entorpeciera el siguiente. A base de toneladas de optimismo y muchas horas de trabajo, un año después ponía en marcha los estudios VRS, donde a día de hoy han grabado decenas de bandas de todos los estilos.

La gran odisea

Llevar a cabo una aventura empresarial es, a cualquier nivel, una labor compleja. Si, además, hacerlo obliga al emprendedor a perderse en una maraña de papeleos legales, aún más. "A veces, la burocracia te pone las cosas realmente difíciles. Es una pelea constante en la que, lejos de recibir apoyo de la Administración, todo son zancadillas", se queja Paco Fernández, a quien conseguir una licencia del Ayuntamiento le ha costado sangre, sudor y lágrimas. La suya es una historia con un mérito especial: hace varios meses, en pleno auge de la tan cacareada crisis discográfica, se decidió a abrir una tienda de discos: Cuervo Music.

"Fue una auténtica odisea", según sus propias palabras, que puso en marcha por razones "puramente vocacionales": lo suyo es vender discos. Y aunque intentarlo sea casi un suicidio, Cuervo sobrevive, en parte gracias a labores adicionales como el management, la venta de entradas o su labor de pequeño, aunque en pleno desarrollo, sello discográfico.

Renovarse o morir

Nacho Cabrera también conoce en profundidad el mundillo. En 2001 puso en marcha el sello independiente Holy Cobra Society, especializado en los sonidos más undergrounds de la capital. Con el paso de los años, Holy Cobra se ha reconvertido en promotora de conciertos, y así lo explica Nacho: "Sacar discos es un proceso muy largo y requiere mucho tiempo. Desde la grabación al diseño de la portada, pasando por las labores de distribución, empaquetar los discos, enviarlos... Por el contrario, montar conciertos, aunque sea arriesgado, es más fácil". Para organizar la gira española de un grupo determinado, Nacho sólo se guía por una máxima: que le apasione la música de los grupos que trae. Si es así, se vuelca en ello, aunque en ocasiones el esfuerzo reporte una cantidad de dinero ridícula. Y es que a veces, la pasión por lo que uno hace es más importante que el beneficio económico que se obtenga por ello. Quizá en eso resida la clave del éxito.

Empezar de cero... en el campo

La mayoría de los emprendedores buscan su hueco en las ciudades, pero hay quien huye de ellas. Fernando Casanova, un joven luthier, volvió a España tras siete años en Argentina y se dio de bruces con la realidad inmobiliaria: "Con los precios de los alquileres, montar un taller era imposible". Así, viajó hasta Hontecillas (Cuenca), un pequeño pueblo de apenas 80 habitantes, y se instaló en una antigua casa familiar. Hoy, sus artesanales guitarras cuentan con el tiempo y el mimo que le aporta su nueva vida rural.

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