A pocos metros de la frutería, Antonio Arévalo y su socia, Concha Gómez, embalan en cajas todos los enseres del clásico Café Oriente: vasos, platos, copas de caipirinha... «Desde que cegaron los pisos, por aquí no ha pasado ni una mosca», dice el dueño. Aún les quedan unos días para desalojar el bar, un auténtico museo de antigüedades y lugar de reunión de turistas, famosos y políticos durante décadas.
Son los últimos inquilinos de la Florida (había medio centenar de vecinos y 14 locales comerciales). Con su marcha, la finca –con más de 100 años de antigüedad– queda vacía y lista para ser rehabilitada. Según ha podido saber 20 minutos las obras comenzarán el próximo junio. Promueve Novaindes y construye Dintel, del mismo grupo inmobiliario.
Inmueble protegido
Tienen previsto construir un complejo residencial de lujo con 70 viviendas, un aparcamiento subterráneo con tres plantas y varios locales comerciales. Ya hay lista de espera de los ciudadanos interesados en vivir en esta céntrica manzana. En el teléfono 902 507 763 explican dónde apuntarse. El inmueble está catalogado en el Plan General con un nivel de protección C por su estilo arquitectónico (neoclásico) y significado en la historia de Sevilla.
Un lento y difícil desalojo
El edificio es de finales del xix, tiene tres plantas y linda con las calles Florida, Menéndez Pelayo y Luis Montoto, una zona en plena expansión inmobiliaria. Quiroga e Hijos se lo vendió en 2003 a la Sociedad Edificio La Florida. El desalojo total de la manzana ha sido lento. En 2004, los inquilinos se agruparon para denunciar las presiones a las que habían sido sometidos para abandonar las casas, empleando tácticas propias de ‘asustaviejas’ como cortes de luz, agua o desperfectos en zonas comunes.
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