Un ambiente de calma tensa se respira en el parque público ocupado desde hace una semana en el sur de Buenos Aires por más de 13.000 personas, entre ellos miles de inmigrantes, que agradecen la presencia de las fuerzas de seguridad pero esperan ansiosas lograr una vivienda.

Tras los episodios violentos que causaron la muerte de tres inmigrantes, dos bolivianos y un paraguayo, la llegada de la Gendarmería (policía de frontera) y de la Prefectura (guardacostas) devolvió la calma al parque Indoamericano, en el barrio de Villa Soldati.

El embajador de Paraguay en Argentina, Gabriel Enciso, ha visitado el recinto para reunirse con varios de sus compatriotas, a los que prometió "ayudar y acompañar en esta situación compleja" el mismo día en que el canciller argentino, Héctor Timerman, recibió a la embajadora de Bolivia, Leonor Arauco, para ayudar a "reducir el foco de xenofobia" desatado por la ocupación.

Las fuerzas de seguridad han cercado el parque y sólo permiten la entrada y salida a los "okupantes" censados, que se distinguen por un brazalete azul en su muñeca, y a los asistentes sociales que traen comida y material sanitario.

Decenas de ocupantes han contraído varicela y sufren "diarreas, deshidrataciones o quemaduras de sol" por la "falta de higiene" de un parque que, según el doctor Diego Mondioca, responsable de uno de los puntos de asistencia sanitaria ubicado a las afueras del parque, es "un caldo de cultivo de enfermedades".

"Tengo ganas de irme pero esto es una lucha que no abandonaré hasta que consiga una vivienda que pueda ir pagando", dijo Pablo, un argentino de 39 años que se instaló junto a su mujer e hija. Pablo también indicó que, "algunos bolivianos y peruanos" pagaron "hasta 3.000 pesos" (unos 500 euros) por instalarse.

Otros tres predios de la capital argentina y de su populoso cinturón urbano fueron ocupados a comienzos de semana en un conflicto que ha reactivado las disputas políticas entre el Gobierno central y el de la capital del país.