El candidato de CiU a la Generalitat, Artur Mas, ha apelado este jueves a la emoción y al sentimiento que los catalanes expresaron durante la manifestación del 10 de julio en defensa del Estatut para llamar a votar en defensa del "cambio" que Catalunya necesita.

En el mitin final de las comarcas de Tarragona ante más de 1.500 personas, ha insistido en la importancia de hacer un último esfuerzo y acudir a las urnas el 28 de noviembre, al margen de las condiciones climatológicas.

"Recordad la emoción que vivimos el 10 de julio cuando los catalanes dejaron sentir su voz, pero ahora no solo es un momento de la presencia en la calle, sino que es el momento para que el pueblo decida con su voto el cambio que Catalunya necesita", ha exclamado.

Y es que, más allá de las mayorías políticas que gobiernen, Mas ha destacado que los catalanes que acudieron a la manifestación lo hicieron para reclamar que las instituciones sean "dignas" del pueblo de Catalunya y que defiendan sus respectivos intereses.

En la recta final de la campaña electoral, Mas ha manifestado que si CiU ha sobrevivido todos estos años en la oposición ha sido por su "arraigo en el sentimiento y las emociones" del pueblo de Catalunya, y ha abogado por mantener esta actitud hasta el día de las elecciones y evitar un disgusto imprevisto.

Tras insistir en que el voto útil pasa por CiU, ha instado a hacer oídos sordos a los ataques que les han lanzado los socialistas en su mitin final en el Sant Jordi: "Se han dedicado a su especialidad que no es la propuesta, el programa, el proyecto, ni las ideas ni los ideales, sino que son las provocaciones, descalificaciones y los insultos".

Según Mas, el presidente de la Generalitat, José Montilla, tiene derecho a estar enfadado porque las cosas no le han salido del todo bien, "pero no es por culpa de los otros, y un presidente de la Generalitat debería estar agradecido por haber tenido el honor de presidirlo".

También ha cargado ante la presencia este jueves de los líderes del PSOE y del PP en Catalunya, a los que ha acusado de querer una Catalunya con un gobierno "débil, hipotecado y contra las cuerdas".