Investigadores salmantinos avanzan en el conocimiento de los opioides para un nuevo fármaco contra el dolor

El equipo de investigación del Instituto de Neurociencias de Castilla y León, dirigido por la catedrática Raquel Rodríguez Rodríguez, del departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Salamanca (USAL), avanzan en el conocimiento de opioides para el diseño de un nuevo fármaco contra el dolor.

El equipo de investigación del Instituto de Neurociencias de Castilla y León, dirigido por la catedrática Raquel Rodríguez Rodríguez, del departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Salamanca (USAL), avanzan en el conocimiento de opioides para el diseño de un nuevo fármaco contra el dolor.

Estos estudios que se realizan desde hace 20 años pretende dar respuestas a preguntas como "¿por qué y cómo se produce la drogodependencia?", la responsabilidad tienen los opioides tanto en el tema del dolor como de la adicción?, ¿cómo puede la investigación ayudar a la industria farmacéutica a diseñar un fármaco contra el dolor, eliminando los efectos secundarios de sustancias analgésicas como la morfina o las soluciones que puede ofrecer la biología molecular a las personas que tienen adicción para poder controlarla.

Según la información facilitada por la Universidad de Salamanca, del laboratorio de este equipo han salido hasta ahora veinticuatro tesis doctorales y, según afirma la doctora Rodríguez en la información facilitada por la USAL, "cada una de ellas ha aportado algo nuevo en la investigación del sistema opioide".

últimos avances

Los últimos avances corresponden al trabajo de Fátima Macho Sánchez-Simón, que ha profundizado en el conocimiento de la actividad reguladora de los opioides, tanto en su función analgésica como en la aparición de tolerancia, dependencia o adicción.

Para ello ha utilizado como modelo al pez cebra, apuntó la Universidad. La razón por la que se experimenta con los embriones de este pez es que, como apunta la doctoranda Fátima Macho, "son un buen modelo porque simplifican los mecanismos moleculares que se estudian".

La tesis de Sánchez-Simón da "un paso más" en un camino que tiene como meta "abrir la puerta al diseño de un nuevo fármaco". Se trata de buscar "un remedio contra el dolor que conserve la potencia analgésica de la morfina pero que elimine sus efectos secundarios".

En este sentido, Macho ha estudiado cómo afecta la morfina a la expresión de los receptores opioides de los embriones del pez cebra. Así, ha descubierto 'in vivo' lo que ya se había determinado en experimentos 'in vitro', por ejemplo, en cultivos celulares, "que la morfina incrementa la proliferación celular, actúa como protector neuronal frente a daños ocasionados por la exposición a tóxicos como el glutamato y potencia la diferenciación neuronal".

Sin embargo, el reto "más importante" era "desentrañar el posible mecanismo a través del cual la morfina tenía esos efectos". Tras realizar una estancia de seis meses en la Universidad de Minnesota en Minneapolis (EEUU), y estudiar 385 'micro RNA', pequeñas moléculas que regulan la transcripción de genes, y su interacción con el sistema opioide, la investigación dirigida por la doctora Rodríguez reveló la importancia de uno de esos micro RNA, el apellidado '133-b'.

Éste, dice Fátima Macho, "inhibe la diferenciación de las neuronas dopaminérgicas, esenciales en la modulación de la sensación dolorosa y el desarrollo de procesos adictivos, y además, al contrario que la mayoría de los 'micro RNA', inhibe la proliferación celular".

Oncología y parkinson

Por eso este descubrimiento tiene relevancia no sólo en el ámbito de la drogodependencia sino también en enfermedades como el Parkinson, ya que la pérdida de neuronas dopaminérgicas es una de las causas por la que ésta se origina, y en distintos tipos de cáncer, señaló la USAL.

Según un grupo de investigación oncológica de la Universidad de Chicago, a veces el remedio es casi como la enfermedad, porque "la acelera". En concreto, explica Fátima Macho, este grupo descubrió que "la morfina aumenta el número de células en proliferación, lo que en embriones es algo positivo para su crecimiento, pero que en ciertos tipos de cáncer incrementa la velocidad de metástasis".

Esa sustancia "disminuye la expresión del 'microRNA-133b' y esto puede ser causa del incremento de la proliferación celular que ese opioide produce, tanto 'in vitro' como 'in vivo'.

Este descubrimiento tendría, según Fátima Macho, relevancia en el campo de la investigación del cáncer con el fin de establecer nuevos tratamientos de control del dolor que no aumenten el riesgo de metástasis. Un tema en el que por primera vez está investigando otro doctorando del grupo, Óscar Blanco.

Para la catedrática Rodríguez "los 'micro RNA' son la clave, porque son regulados por la morfina, pero a su vez regulan el resto del sistema". La investigación del sistema opioide "ha de encontrar ese punto convergente entre la ruta del control del dolor y la ruta de la adicción".

Inmersos en esa búsqueda se hallan otros investigadores del Instituto de Neurociencias: Roger López, que estudia la relación entre la cocaína y los opioides; Katherine Barreto, cuyo trabajo se centra en la cocaína y la dopamina; Óscar Blanco, quien investiga los neuroblastomas y la morfina; y la profesora ayudante Verónica González, que estudia la influencia de distintos fármacos en receptores 'NMDA'.

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