«La nueva forma de educar le da mucha más importancia a los trabajos, las prácticas y las tutorías en lugar de a las clases magistrales que, a pesar de todo, seguirán existiendo», reconoció la coordinadora de los proyectos, Carmen Rodríguez Sumaza.
Esfuerzo adicional
Estas tres claves han supuesto una reorganización total de cada asignatura que en los primeros cursos de estadística, segundo ciclo de ingeniería química, logopedia, geografía y química del campus de Valladolid ya se ha hecho con «un gran esfuerzo adicional», según la coordinadora de logopedia, Rosa Belén Santiago. Para ella, como para el resto de docentes, el tiempo que dedican a cada materia se ha cuatriplicado. «Hay que organizar el trabajo complementario, las tutorías, controlar el tiempo que dedicamos y anotar cada nota que se consigue», afirmó.
Aún es pronto para una valoración global, pero lo que de momento tienen claro los profesores involucrados es que serán necesarios muchos cambios. Más material, más personal, diferentes infraestructuras y mobiliario... un sin fin de modificaciones que aún están por llegar.
En este futuro también se desarrollarán mucho más otras infraestructuras como las bibliotecas, que serán centros de recursos, e Internet, donde los profesores colgarán información de ayuda para sus alumnos.
Qué traerá Europa
Aún hay cosas por cerrar, como el mapa de titulaciones, pero otros cambios ya están claros, como la forma de enseñar y los créditos. En 2010 tendrán de 25 a 30 horas que incluirán el trabajo de fuera de clase de los alumnos. Ahora son de 10 horas.
Víctor Reguero.
Estudia 4º de ingeniería química. «Tiene una parte buena porque trabajas en grupo y aprendes lo que te encontrarás en la empresa en el futuro. El problema es que tienes mucho trabajo para los créditos que se computan».
Adrián del Amo.
Estudia 4º de ingeniería química. «Es una buena idea porque te ayuda a introducirte en un nuevo sistema de trabajo. Lo malo es que, a pesar de todas las prácticas, cuenta mucho más la nota del examen».
Beatriz Castro.
Estudia 4º de ingeniería química. «Estoy a favor del sistema pero bien hecho. Se pierde mucho tiempo en lograr datos que tienes que estudiar igual para el examen. Lo bueno es que aprendes a solucionar tus propios problemas».
Jacobo Salamanca.
Estudia 4º de ingeniería química. «El problema es la incertidumbre de saber si todo el esfuerzo vale la pena. Ha habido días en los que hemos estado unas 12 horas en la facultad. Los profesores se han compaginado bastante bien».
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