La Audiencia de Girona ha juzgado este jueves a una vecino de Maçanet de la Selva, Antonio P.E., acusado de intentar matar a su mujer con un cuchillo jamonero de unos 24 centímetros el pasado mes de enero. El fiscal ha pedido una pena de 15 años de prisión menos un día, la máxima que puede pedirse por un delito de asesinato en grado de tentativa.

Por su parte, el abogado de la defensa ha cambiado la petición inicial de absolución por una pena de delito de lesiones a la pareja. La pena inicial en estos casos sería de dos años de prisión, pero el letrado ha pedido que se le apliquen tres atenuantes: confesión, repercusión del daño y drogadicción. Además, ha reclamado que lo dejen en libertad.

Durante la vista oral, el procesado, que solamente ha querido contestar a las preguntas de su abogado, ha confesado los hechos, como ya hizo en comisaría cuando se entregó, pero ha negado en todo momento que quisiera herir a su pareja o matarla. Ha relatado que cogió el cuchillo con "intención de asustarla e intimidarla" para que le contara la verdad, ya que creía que le estaba engañando con otro hombre.

La víctima, que en un principio ejercía de acusación particular, retiró dicha acusación el pasado mes de abril después de haberse reconciliado con el agresor. Por ello, la mujer no ha querido declarar en el juicio.

El escrito del fiscal explica que la mujer tuvo que hacerse la muerta para salvarse, un hecho que el procesado ha negado en todo momento. Él ha explicado que forcejearon y que por eso ella tenía cortes en el cuello, las manos y las piernas, pero ha insistido en que no quería matarla.

Este hecho lo ha contradicho un policía local de Maçanet de la Selva que acudió al lugar de los hechos. El agente ha asegurado que la mujer le explicó que había sido su pareja la que la había herido y que "tuvo que hacerse la muerta para evitar que la matara".

El acusado también ha declarado que aquel día abusó de la medicación por depresión que tomaba y que además la mezcló con cantidades importantes de alcohol. En el momento de los hechos, los dos hijos de la pareja se encontraban en el domicilio.

Uno de los cortes que presentaba la mujer en el cuello, concretamente en la base derecha, cerca del esternomastoideo, podría haberle causado la muerte de haber sido un centímetro más profundo, según han relatado los médicos forenses durante su declaración. Aun así, han apuntado que las heridas del cuchillo eran "más cortantes que penetrantes".

Después de la agresión, el hombre abandonó el domicilio familiar y se fue a buscar a un amigo para que le acompañara a comisaría a confesar lo sucedido. Mientras, la mujer, herida, acudió al casal de jubilados —que se encuentra al lado de la casa— para pedir ayuda y ser atendida. Lugar en el que ella misma explicó que había sido su marido.

Agentes de los Mossos d'Esquadra encontraron el domicilio y las escaleras del inmueble manchados de sangre, y el cuchillo tirado debajo del mueble de la televisión, doblado y también manchado de sangre.