Las empresas familiares españolas creen que las políticas del Gobierno son inapropiadas (42%) o insuficientes (53%), por lo que reclaman más apoyo por parte del Ejecutivo para salir del actual contexto de crisis, según la 'Encuesta Mundial de la Empresa Familiar' elaborada por PwC entre 1.600 compañías.

Cuatro de cada diez empresarios sondeados constatan la reducción de la demanda de sus productos y el descenso de sus beneficios en el último año y consideran las perspectivas para 2011 son inciertas, según la encuesta, presentada en el marco del XIII Congreso Nacional de la Empresa Familiar.

"Los principales desafíos internos para las empresas familiares de cara al próximo año son la reestructuración de la compañía, el ajuste de la capacidad productiva a la demanda y la rentabilidad", afirmó el presidente de PwC, Carlos Mas, durante su intervención en el congreso.

Los resultados de la encuesta revelan que casi la mitad (46%) de los empresarios familiares españoles pronostica un año de crecimiento y expansión en sus negocios, el 28,7% considera que será un año de consolidación, el 16,8% se conforma con sobrevivir y el 7,9% opina que la circunstancia será otra.

Un 67% de los encuestados españoles afirma que no ha cambiado su modelo de negocio en los últimos 12 meses, pero la mitad (51%) anticipa que sí piensa hacerlo en el próximo año. Dentro de este colectivo, siete de cada diez compañías aseguran no sufrir problemas de liquidez para afrontar ese proceso.

Ante estas cifras, Mas ha apostado por la internacionalización de las empresas familiares españolas y por fomentar la captación y la retención del talento mediante una legislación laboral "más flexible". "La reforma llevada a cabo por el Gobierno es un primer paso en la buena dirección, pero es claramente insuficiente", señaló el presidente de PwC, quien ha abogado, además, por emprender la reforma del sistema educativo y modernizar las administraciones públicas.

Por otro lado, la confianza en la capacidad competitiva de las empresas españoles se eleva hasta el 98% y apenas un 14% opina que la condición de empresas familiar suponga una desventaja a la hora de lidiar con la crisis.

Por su parte, el 70% los altos directivos familiares de los países industrializados se muestran descontentos con las políticas adoptadas por sus respectivos gobiernos y piden reformas en las administraciones públicas.

En este sentido, un 82% demanda simplificar el marco tributario y reducir la presión fiscal, un 77% reclama una mejor coordinación y colaboración entre la universidad y la empresa para fomentar la innovación y siete de cada diez directivos piden mayores facilidades de acceso al mercado de capitales.