El Ayuntamiento de Aznalcázar ha pedido "más control" en la contratación para la campaña de la aceituna al admitir verse "desbordado" por estos asentamientos "masivos", sobre todo en esta época de recolección, cuando la población rumana se incrementa hasta alcanzar las 400 y 500 personas.

En este sentido, el primer teniente de alcalde, Antonio Franco, ha asegurado a Europa Press Televisión que desde el Consistorio no tienen "recursos sanitarios ni de seguridad ciudadana" suficientes para abastecer a este incremento de población y más aún cuando estos ciudadanos "no tienen los medios para unas condiciones de salud óptimas". Todo esto, unido al "problema que supone el idioma genera una alarma social".

Por ello, ha comentado que lo único que pueden hacer es denunciar la situación de estas personas y activar un protocolo para que el departamento de asuntos sociales "supervise" las condiciones de vida de estos ciudadanos. Tras ello, ha informado de que se emite un informe a la Junta de Andalucía con el fin de que velen por las "penosas y lamentables" condiciones, sobre todo, de los menores que también habitan en estos asentamientos ilegales.

No obstante, desde el ayuntamiento han propuesto "más control" de las condiciones de trabajo y del empresario que contratan a estas personas que sólo vienen a trabajar "para que no abuse de ellos y les ofrezca unas instalaciones dignas para que no tengan que vivir como nómadas".

Por último, Franco ha recordado que han interpuesto una "demanda local" porque estos campamentos ilegales se instalan en "zonas protegidas" que no son "óptimas" para vivir y pueden dar lugar a una "catástrofe".

Por su parte, los vecinos de este municipio se han mostrado preocupados por la llegada a la localidad de grupos de rumanos gitanos que aseguran que les "intimidan" y "no hacen por integrarse" en el pueblo.

En declaraciones a Europa Press Televisión, una vecina que regenta un negocio en la localidad, María José Villarán, ha explicado que en particular a ella le han abierto las puertas del establecimiento y han entrado en él "intimidando" a todos los que allí se encontraban, por lo que ha admitido que si fuera por ella "que se vayan ya" del municipio.

En esta línea, otra trabajadora, Ana María Quintero, ha asegurado que los rumanos gitanos son "incívicos e incapaces de adaptarse" a las costumbres y formas de vivir del municipio. De hecho, ha argumentado que "el pueblo se vuelca con ellos pero no hacen por integrarse", ya que incluso hay vecinos que les proporcionan ropa y alimentos que posteriormente arrojan a los contenedores de basura.

No obstante, esta vecina, que aunque no se considera "racista" sí ha admitido que no quiere a los rumanos gitanos "ni en pintura", ha querido hacer una distinción entre los rumanos y los rumanos gitanos ya que, como ha indicado, "hay rumanos que están muy integrados en el pueblo, como una persona más", mientras que los rumanos gitanos "roban en los supermercados y entran a pedir" en las viviendas y negocios.

Al hilo, ha señalado que para ella estos ciudadanos europeos no representan un problema si lo único que buscan es un puesto de trabajo. "El que viene a trabajar no nos importa porque, además, los españoles siempre hemos buscado trabajo fuera del país cuando lo hemos necesitado", ha incidido.

Esta opinión era compartida por otras vecinas de la localidad que han querido sumarse a estas críticas y han añadido que estos ciudadanos europeos "traen muchos problemas y lo único que quieren es dinero cuando intentas darles algo de comida".

"Me da mucha lástima, pero no los quiero aquí porque entran a robar y no se pueden dejar las puertas de las viviendas abiertas", ha comentado otra ciudadana de Aznalcázar.