Cuando en 1955 se estrenó en Broadway la primera versión teatral de La gata sobre el tejado de zinc caliente, el New York Herald Tribune la calificó como «todo menos cándida». Tennessee Williams (el autor) y Elia Kazan (el director) repetían colaboración tras haber iniciado su idilio profesional con la adaptación al cine de Un tranvía llamado deseo. Sin embargo, sería Mel Brooks quien se llevaría el gato (o gata) al agua en esta ocasión, convirtiendo a la pareja desdichada y amargada formada por Paul Newman y Elisabeth Taylor en parte fundamental del imaginario sentimental de la época.

Medio siglo después y tras inaugurar el pasado mes de octubre la nueva temporada del Lliure de Barcelona, el dramaturgo Àlex Rigola recupera este montaje para el Teatro Valle-Inclán de Madrid. Más cercano a las intenciones iniciales de Williams, Rigola nos ofrece un texto crudo y desgarrado que habla sin tapujos de las relaciones humanas, la desintegración de una pareja y el desmembramiento de la familia. Puro exorcismo.

GATA SOBRE TEJADO DE ZINC CALIENTE. Madrid / Teatro Valle-Inclán / Del 20 de enero al 27 de febrero / cdn.mcu.es