El anciano de Esles confesó a la Guardia Civil que preparó el arma "días antes" de disparar a su vecino

Las pruebas de balística no encuentran restos de todos los componentes químicos que se producen cuando hay un disparo

Domingo C.O. preparó "días antes" la escopeta con la que disparó y mató al vecino que le cuidaba el ganado en la localidad de Esles de Cayón, si bien las pruebas de balística no encontraron en este anciano de 91 años de edad restos de todos los componentes que se producen cuando hay una detonación, aunque sí aparecieron algunos de forma aislada.

En la última jornada del juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Cantabria por un delito de asesinato, el responsable del equipo de homicidios de la Guardia Civil ha revelado al Tribunal del Jurado el contenido de la primera declaración que hizo el acusado, dos horas después del suceso.

En ella, según este testimonio, Domingo C.O. le habría reconocido que fue el autor del disparo y además le contó que "llevaba pensando" en ellos desde hace varios días, hasta el punto de que preparó la munición del arma, una vieja escopeta, "días antes" del 2 de noviembre de 2009.

Durante la declaración el anciano se mostró con "absoluta convicción" y "sin arrepentimiento", y justificó su decisión en la mala relación que mantenía con la víctima, un hombre de 41 años de edad que le cuidaba el ganado y a quien veía como un "ladrón" que le quería "robar todo lo que tenía".

Las forenses que le practicaron posteriormente una valoración psicológica han descrito su "salud mental aceptable", en la que se había producido un leve deterioro de la esfera cognitiva que achacaron a su avanzada edad.

Esto se traducía en que mostraba unas "convicciones" que sentía como "reales", y que le llevaron a pensar que la muerte de la víctima fue una decisión "consciente" que adoptó por que "no había otro remedio", al entender que era la "única forma en que podía defenderse" del fallecido.

El acusado tenía "sobrevalorados" conceptos como la familia y la honra, y pensaba que la víctima "se había metido en su terreno", con lo que el disparo era "la única forma de solventar" este problema.

Por eso cogió el arma. Estaba "oxidada", pero eso no impidió su uso, con la salvedad de que para accionar el gatillo tenía que hacer una presión "incluso superior a la media".

Con todo, los exámenes practicados por la Guardia Civil no encontraron ni en el acusado ni en su ropa residuos de todos los elementos que aparecen cuando se produce una detonación, aunque sí alguno de los componentes de forma aislada, por lo que no se puede hacer una "afirmación categórica" sobre si el fue quien disparó. PENAS

En principio, el Ministerio Fiscal pide por estos hechos una pena de 15 años de prisión, con prohibición de aproximarse durante veinte años en una distancia inferior a 200 metros a los familiares de la víctima.

Además, deberá indemnizar a los padres del fallecido con cien mil euros por la muerte de su hijo y por los daños morales causados, y con 15.000 euros a cada uno de los dos hermanos de la víctima.

La acusación particular eleva la condena a 20 años; pide que se le prive de residir en el mismo municipio que los padres de la víctima y en el que cometiera el delito, y solicita una indemnización de 125.000 euros para los padres del fallecido y de 30.000 para cada uno de los dos hermanos.

En cuanto a la defensa del imputado solicita para su patrocinado cinco años de prisión, por un delito de homicidio en lugar de asesinato, y se muestra conforme con las peticiones del Ministerio Fiscal respecto a la responsabilidad civil.

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