El anciano acusado de matar a un vecino en Esles de Cayón sugiere que sus sobrinos le han "traicionado"

Acusado del asesinato con una escopeta a un vecino que le cuidaba el ganado
Sede Audiencia Provincial
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Domingo C.O., el anciano de Esles de Cayón acusado de disparar a su vecino ha sugerido este miércoles ante el Tribunal del Jurado que su familia, y en concreto, sus sobrinos le han "traicionado", aunque no ha abundado en esta acusación.

Es un tema que no puede "nombrar", pero en el que ha insistido en que ha sido "traicionado", tal y como ha respondido cuando su abogado, Marcos Ruiloba, le ha preguntado si cuando admitió haber cometido el crimen estaba "tapando a alguien".

Es lo único que ha declarado este hombre, de 91 años de edad, en la primera sesión del juicio ante la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Cantabria. El acusado se ha negado a responder a las preguntas de las demás partes, y a su defensa sólo le ha dicho esto.

Domingo C.O. se enfrenta a una petición de penas de 15 años por parte del Ministerio Fiscal, que la acusación particular, la familia del fallecido, eleva a 20, por un delito de asesinato contra Juan José Cobo.

Los hechos habrían sucedido en noviembre del año pasado cuando el acusado, según relata el Ministerio Fiscal, cogió una vieja escopeta de su casa y se dirigió a la cuadra, junto al domicilio, donde disparó a la víctima, un vecino de 41 años de edad que les ayudaba ocupándose del ganado de la familia y con quien el anciano mantenía constantes enfrentamientos verbales.

La mujer de su sobrino, que vive al lado, acudió al oír los disparos y, aunque no los vio directamente, no tiene "ninguna duda" de que fuera el anciano el autor, ya que el lugar donde vivían es un "recinto solidario" y el último vecino que queda "subía ya a un kilómetro cuesta arriba".

Esta testigo narró como el anciano "se fue caminando" en dirección al pueblo. A mitad de camino fue interceptado por su sobrina, que vivía al lado y que le metió en el coche. Fue ella que le identificó y entregó a la Guardia Civil, tras encontrarse durante el trayecto.

Los guardias civiles que intervinieron esa noche han relatado cómo el acusado preguntaba "continuamente" si la víctima había muerto, y cómo dijo "en repetidas ocasiones" que eso era "lo mejor que le podía pasar". Su comportamiento, han dicho, era "frío" y "calculador".

Distintos familiares que vivían con él o en la casa de al lado han recordado la mala relación que el acusado mantenía con la víctima, a quien llamaba "perro" y "ladrón", a quien han descrito como una "buena persona" que era "muy apreciada en el pueblo"

Asesinato "puro y duro"

No obstante, han asegurado que no vieron que Domingo preparara el arma, una escopeta "oxidada", con días de antelación, como sostiene el Ministerio Fiscal. Esta parte ha incidido en la confesión de los hechos por parte del acusado, y en que no mostró "arrepentimiento ni aflicción" por ellos.

Además, sostiene que es asesinato y no homicidio como plantea su defensa, porque el disparo fue de forma "sorpresiva" y aprovechando tanto que eran las diez de la noche como la propia "oscuridad" de la cuadra en que se produjeron los hechos.

Es un asesinato "puro y duro" cometido por un "psicópata" y no por un "ser desvalido", añade la acusación particular, que remarca que el arma elegida permitía disparar a una distancia de 20 metros y que el acusado tenía un "perfecto estado de salud".

Esta parte ha intentado presentar como prueba los movimientos bancarios del acusado, que días antes de los hechos sacó 15.000 euros de su libreta y después ingresó otros 10.000, que a su vez volvió a sacar de la cuenta, que finalmente fue cancelada.

Aunque esta prueba no ha sido admitida por la Audiencia, la acusación se apoya en ella para plantear que Domingo había organizado los hechos e intentaba provocar su "propia insolvencia" para eludir el pago de la responsabilidad civil, de 15.000 euros para cada uno de los dos hermanos en la petición del Fiscal, de 30.000 en el caso de la acusación particular, peticiones que asume su defensa.

Pero para esta parte, en cambio, los hechos supondrían un delito de homicidio, en lugar de un asesinato. Esta parte alega la avanzada edad del acusado y su estado de salud, que incluye hospitalizaciones por un derrame cerebral y dos infartos, que le habrían dejado como secuela la paralización y falta de movilidad parcial de las articulaciones, así como la necesidad de ayuda de terceras personas para sus actividades cotidianas.

El letrado de la defensa ha hecho hincapié en su interrogatorio a los testigos en los motivos por los que había barro en la cuadra si ese día no había llovido y ha preguntado a una de las sobrinas políticas del acusado si mantenía una "relación especial" con la víctima.

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