Un nuevo estudio realizado por expertos en desarrollo medioambiental de la Universidad de Yale y del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia, que se presentará oficialmente el próximo 26 de enero en Davos, Suiza, identifica a Nueva Zelanda y Suecia como los dos países más “limpios” del planeta.

El informe, que se concreta en un Índice de Desempeño Ambiental (EPI), se ha realizado en función de dieciséis indicadores agrupados en seis categorías diferentes: Salud Ambiental, Calidad del Aire, Recursos Hídricos, Biodiversidad y Hábitat, Recursos Naturales Productivos y Energía Sostenible, y permite comparar los resultados de las políticas medioambientales de 133 países distintos.

España, una de  cal y otra de arena

España se sitúa en el puesto 23 del índice, por detrás de países europeos como Reino Unido (5), Portugal (11) y Francia (12), de otros latinoamericanos como Costa Rica (15) y Colombia (17), y ligeramente por delante de Estados Unidos (28). Nuestro país se sitúa un punto por debajo de la media de países con su mismo nivel de renta (79,2 frente a 80,2) y algo más de dos respecto a la media de los países de su mismo entorno geográfico (79,2 frente a 81,3).

Únicamente en dos de las seis categorías, Energía Sostenible y Hábitat y Biodiversidad (que mide aspectos como la protección de los espacios naturales, la tala de árboles o el consumo de agua), España sobresale por encima de los países de su misma región geográfica y su mismo nivel de renta.

El dinero no lo es todo

El estudio señala que si bien la riqueza de un país condiciona de manera significativa su desempeño medioambiental, las políticas que se llevan a la práctica en cada país pueden producir resultados francamente dispares. Éste es el caso, por ejemplo, de la República Dominicana (54) y Haití (114), países que comparten una misma isla.

Por otro lado, también concluye que los retos son diferentes según el nivel económico de cada país. En el caso de los países industrializados, los problemas más acuciantes son la contaminación y la degradación de los ecosistemas.