La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Cantabria ha condenado a dos años y ocho meses de prisión a Juan Antonio S.A., por agredir y amenazar a sus padres, de 76 y 72 años de edad, cuando estos se negaron a darle los 10 euros que solían entregarle cada día.

Los hechos sucedieron el pasado mes de julio, cuando el condenado, toxicómano y con síntomas propios de un trastorno de personalidad, les pidió dinero a sus padres, con los que residía en Castro Urdiales y siguiendo su costumbre diaria.

En concreto, ellos le proporcionaban diez euros diarios, pero ese día se negaron a dárselos con el argumento de que él acababa de cobrar los 600 euros de pensión de invalidez.

Entonces, el acusado se enfadó y amenazó a su madre, de 72 años de edad, y a quien además propinó un puñetazo en la cabeza. La agresión no continuó porque se interpuso el padre y la madre pudo salir a la calle a pedir ayuda.

La Guardia Civil acudió al domicilio y ante ellos, el condenado siguió amenazando e insultando a sus padres, y llegó a volver a intentar agredir a su madre, a quien amenazó con comprarse una pistola para dispararla.

No era el primer episodio de maltrato físico y de palabra a los que el acusado, condenado ya previamente a penas de cárcel por robos y violencia doméstico, sometía a sus padres, hasta el punto de que la sentencia, cuya ponente es la magistrada María Rivas, describe el ambiente en el domicilio como una "atmósfera irrespirable" en el que se daba un "clima sistemático de maltrato y de temor".

De hecho, los padres cerraban la puerta antes de irse a dormir para evitar que les hiciera daño en lo que se considera un indicador de un "clima de violencia persistente".

El fallo le condena a un total de 32 meses de prisión, esto es, a 2 años y ocho meses, a los que suman cinco años sin poder utilizar armas y tres años y cinco meses sin poder acercarse ni comunicar con su padre. Esta última medida no se puede dictar hacia la madre debido a que ya ha fallecido.

La sentencia suma las condenas por un delito de violencia doméstica en su modalidad de maltrato físico, otro de maltrato físico y psíquico habitual, un delito de amenazas y una falta de amenazas, y le aplica como atenuante su situación de toxicomanía.