Cae un grupo de 'narcos' que traficaba con 'speedball' comprado en Barcelona y Madrid

La trama usaba a menores para distribuir la droga y la llegó a esconder en un peluche
Material incautado a la trama de tráfico de speedball
Material incautado a la trama de tráfico de speedball
EP
Material incautado a la trama de tráfico de speedball

La Policía Nacional ha desarticulado un entramado de distribución y venta de 'speedball' (dosis de heroína con una pequeña cantidad cocaína) que operaba en Navarra y La Rioja. Han sido arrestadas 19 personas y se han practicado nueve registros domiciliarios en los que se han intervenido diversas cantidades de heroína, cocaína, hachís y marihuana.

Según informa la policía en una nota de prensa, los narcotraficantes se abastecían de droga en Madrid, Barcelona y País Vasco utilizando sobre todo a toxicómanos que hacía de 'mulero'. Además, menores de sus propias familias eran quienes repartían las dosis entre los puntos de venta y en algún caso se llegó a esconder la droga en lata de refresco especialmente diseñada para la ocultación de droga y en el interior de un peluche de uno de los menores.

La investigación se inició en febrero en Berriozar, detectándose un punto de venta de droga al menudeo. En la zona se observó la afluencia de numerosos toxicómanos en varios domicilios de la Calle Zortzico, todos ocupados por miembros de la misma familia.

La matriarca del clan, de 53 años, estaba al frente de la organización y era quien realizaba labores de negociación, abastecimiento, distribución y coordinación de la organización delictiva.

Esta mujer actuaba junto a su marido distribuyendo la droga que adquiría a terceros entre sus hijos y nueras, quienes las vendían en dosis individualizadas a los drogodependientes que iban cada día a las viviendas. La investigación determinó que el clan se abastecía de droga procedente de Madrid, siendo transportada por otros parientes originarios de Irún.

Así, en mayo fueron interceptados y detenidos tres hombres cuando transportaban en dos vehículos más de un kilo de heroína de gran pureza desde Madrid. Las negociaciones de dicha transacción se produjeron en la casa de la matriarca del clan, en Berriosuso, una vivienda que contaba con más de siete habitaciones, una piscina y un frontón.

A partir de ese momento y lejos de abandonar la actividad criminal, el clan navarro se puso en contacto con otra familia de La Rioja, para recibir el suministro de heroína. Este nuevo clan familiar eran viejos conocidos de los especialistas del grupo de estupefacientes de Logroño.

Para los envíos de estupefaciente utilizaban a 'muleros', en su mayoría toxicómanos, quienes se encargaban de llevar la heroína desde Logroño a Pamplona oculta en el interior de su cuerpo, con el fin de evitar los controles policiales y no implicar a los responsables de estos grupos familiares, quienes apenas tenían contacto con dichas sustancias estupefacientes.

Paralelamente, se inició otra línea de investigación centrada en el abastecimiento de cocaína del clan afincado en la Comunidad Foral, también necesaria para la fabricación del 'speedball'. La cocaína de gran pureza era aportada por una red integrada por ciudadanos colombianos que la adquirían en Barcelona y la transportaban hasta Pamplona.

Así, en agosto tuvo lugar la detención de cuatro personas colombianas, tres hombres y una mujer, en el momento que uno de ellos regresaba de Barcelona tras proveerse de cocaína. Se realizaron dos registros domiciliarios en Pamplona interviniéndose 6.555 euros, ordenadores, balanzas de precisión, bicicletas sustraídas y 273 gramos de cocaína.

La intervención policial contra el clan anuló la vía de compra de sustancia estupefaciente proveniente de Madrid y Barcelona, obligando a la organización criminal a ampliar sus vías de suministro a otras comunidades autónomas además de centrarse en la vía riojana de suministro. En agosto se detuvo a un guineano que transportaba por encargo 200 gramos de heroína ocultos entre sus ropas.

En septiembre, la matriarca de la organización fue detenida por la Guardia Civil, que ingresó en prisión por delitos cometidos con anterioridad, relacionados igualmente con el tráfico de drogas. Ello supuso un duro golpe para el clan ya que éste se encontró descabezado, obligando a una reestructuración interna hasta que la líder comenzó a dar instrucciones al resto de miembros de la organización aprovechando para ello las comunicaciones con sus familiares en el interior de la cárcel.

Menores y medidas de seguridad

Otra de las dificultades que encontraron los investigadores a la hora de abordar las detenciones y registros domiciliarios eran las extraordinarias medidas de seguridad que el clan familiar adoptaba a la hora de proteger las viviendas desde las que distribuía la droga. La organización delictiva llegaba a utilizar a menores de edad cercanos a la misma para el transporte de la sustancia estupefaciente entre los domicilios, de manera que no se encontraran desabastecidos en ningún momento.

Además, los menores eran obligados por sus familiares mayores de edad a vigilar las inmediaciones de las viviendas desde los balcones advirtiendo cualquier indicio de presencia policial. Cuando sospechaban que pudieran estar siendo vigilados, cerraban las viviendas con cierres de seguridad y trasladaban la droga al baño para ser eliminada de manera inmediata ante cualquier sospecha de intervención policial.

Por ello, para las detenciones y registros domiciliarios, ambas jefaturas contaron con apoyo de unidades especiales de asalto que garantizaran que la droga y las evidencias encontradas en los registros domiciliarios no fueran destruidas. Además, la sospecha de que la organización contara con armas se confirmó cuando en uno de los cinco registros se encontró un arma de fuego artesanal, la cual está siendo analizada por especialistas de Policía Científica.

Operativo final

Los investigadores organizaron un dispositivo simultáneo en La Rioja y Navarra, formado por agentes del Grupo Especial de Operaciones (GEO), Grupo Operativo Especial de Seguridad (GOES), Unidades de Intervención Policial (UIP), Guías Caninos, Policía Científica y personal uniformado de las respectivas Brigadas Provinciales de Seguridad Ciudadana, además de unos 50 agentes de Policía Judicial, en el que se detuvo a 19 personas, una de ellas menor de edad.

Se produjeron nueve entradas y registros domiciliarios —en Berriozar (4), Berriosuso (1) y La Rioja (4)— y se intervinieron diferentes cantidades de sustancia estupefaciente, un arma de fuego del calibre 22, armas simuladas, catanas, navajas y objetos contundentes, más de 8.000 euros en efectivo y multitud de bienes procedentes de un delito continuado de receptación, al tratarse de objetos obtenidos como pago por la venta de la droga.

Las entradas en las viviendas fueron especialmente complicadas debido a los sistemas de anclajes con que contaban las puertas de seguridad acorazadas.

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