El secretario de Estado de Medio Rural y Agua del Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino (MARM), Josep Puxeu, ha recalcado que es el momento de tomar decisiones empresariales que permitan al sector agroalimentario salir reforzado de la crisis, manteniendo el liderazgo y favoreciendo el entendimiento entre todos los eslabones de la cadena alimentaria con el objetivo común de mejorar la competitividad del sector.

Igualmente, se ha mostrado optimista respecto al futuro del sector tanto en el mercado interior europeo como en países terceros, y ha incidido en la necesidad de mejorar la competitividad a través de la formación y de las nuevas tecnologías en todo el proceso productivo.

Durante su intervención en la inauguración de una jornada sobre competitividad de la industria agroalimentaria europea, Puxeu ha subrayado el liderazgo de España en sectores como las frutas, hortalizas y aceite y la posición destacada en sectores como vino y productos cárnicos.

En este sentido, ha resaltado que el sector agroalimentario ha exportado más de 23.000 millones de euros en 2009, generando un saldo positivo de 3.800 millones de euros.

Además, ha subrayado la importancia de la iniciativa del Foro de Alto Nivel sobre la mejora del funcionamiento de la cadena alimentaria, en el que España participa activamente, y ha resaltado que la industria agroalimentaria de la UE es un exportador que ofrece una enorme variedad de productos tanto en el mercado interior como en el internacional, en un entorno muy competitivo, y que cuenta con una cifra anual de ventas superior a 900.000 millones de euros.

Asimismo, ha afirmado que aún existe un amplio margen para mejorar y optimizar el sector agroalimentario en la UE, para lo que es necesario analizar y eliminar, en lo posible, aquellos obstáculos que impiden un desarrollo más fuerte de este sector: el exceso de burocracia, la falta de financiación y el acceso a créditos especialmente a pymes, ente otros.

Puxeu ha hecho también hincapié en que esta evolución hacia una mayor competitividad se traduce no solo en esfuerzos por aumentar la productividad y calidad de los productos ofrecidos a menor coste, sino también en un aumento del valor añadido, una mejora de los servicios ofrecidos y una apertura a nuevos mercados internacionales, lo que se traduce en un incremento de las exportaciones del sector agroalimentario.