Unas 7.000 personas padecen en Murcia artritis y de estas, 2.500 no pueden trabajar

Alrededor de 70.000 personas con AR, un 35% del total de afectados, presentan un grado de discapacidad que les impide la actividad laboral

La Artritis Reumatoide (AR) es una enfermedad inflamatoria que afecta a las articulaciones, dañándolas, y produce un intenso dolor. La patología evoluciona y provoca incapacidad, lo que conlleva la dependencia del paciente. En concreto, en Murcia 7.000 personas padecen Artritis Reumatoide y de estas, 2.500 no pueden trabajar. Una situación que hasta hace pocos años era irremediable actualmente se puede evitar gracias a los tratamientos disponibles.

Los reumatólogos insisten, con motivo del Día Nacional de la Artritis Reumatoide, que se celebra este viernes, 1 de octubre, en la importancia de una intervención temprana encaminada a maximizar la calidad de vida relacionada con la salud mediante el control de síntomas, la prevención del daño estructural, la normalización de las actividades y la participación social.

"La aparición de los tratamientos biológicos supuso que pudiésemos contar con un arma que permite frenar el deterioro de las articulaciones; sin embargo, la clave para obtener su máximo beneficio radica en un diagnóstico e intervención temprana", afirma Eduardo Úcar, presidente de la Sociedad Española de Reumatología.

Si tenemos en cuenta que las mayores erosiones se producen durante los dos primeros años de la enfermedad, "tenemos una ventana de oportunidades para lograr cambiar radicalmente la vida del paciente con AR tal y como la conocemos actualmente", añade.

Marisa Balado, miembro de la Coordinadora Nacional de Artritis (ConArtritis), recuerda que "actualmente la calidad de vida de una persona afectada por Artritis Reumatoide no tiene nada que ver con la de hace unas décadas, cuando te veías en una situación de peregrinaje de especialista en especialista hasta dar con lo que te ocurría y encontrabas un tratamiento".

A su juicio, que esa situación no se de en la actualidad es consecuencia de dos elementos clave: la mejor información del paciente para convivir con su enfermedad y la mejora de los tratamientos disponibles.

"Actualmente el paciente juega un papel más activo y quiere tomar decisiones en el manejo de la enfermedad y sus consecuencias", asegura Marisa Balado, que recuerda que "la adaptación a la enfermedad es fundamental para la mejora de la calidad de vida".

Alrededor de 70.000 personas con AR, un 35% del total de afectados, presentan un grado de discapacidad que les impide la actividad laboral.

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