Sobre las 9.30 (hora local), un kamikaze hizo estallar un coche bomba frente a un centro médico de esta localidad (ver mapa). Las víctimas son en su mayoría civiles que hacían cola frente al edificio para someterse a un chequeo médico, requisito necesario para optar a un empleo en una institución gubernamental.
Tras la explosión se podían ver decenas de cuerpos en el suelo, según varios testigos. «Es terrible... es una masacre», dijo, entre balbuceos, la doctora Israá, responsable de la Media Luna Roja en Hilla.
La Policía iraquí, por su parte, informó de que «algunas personas» ya habían sido detenidas en relación con la explosión. En este sentido, el primer ministro británico, Tony Blair, aseguró que las fuerzas de su país ayudarán al Gobierno a capturar a los responsables.
Escasez de sangre
Abdul Ridah, responsable de Sanidad de la localidad, hizo ayer un llamamiento urgente a los ciudadanos para que donen sangre. También pidió ayuda a médicos de Kerbala, Diwaniya y Nayaf.
Poco después, a 25 km de Hilla, estallaba otro coche bomba al paso de una comitiva. Murieron dos guardaespaldas de un cargo policial.
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