Escritas del puño y letra de la Reina, las misivas fueron redactadas entre 1959 y 1964 y están dirigidas a "Rowie", como la Monarca gustaba llamar a la comadrona.
Las epístolas se adjudicaron a un postor anónimo en una puja de la casa de subastas Bonhams, en la que alcanzaron un remate casi diez veces superior al precio calculado por los expertos.
Además, las misivas constituyen un testimonio único sobre la desconocida vida privada de Isabel II. Así, una carta se refiere al inminente nacimiento del príncipe Andrés, tercer hijo de la Reina: "Los niños -escribía la Monarca- están muy entusiasmados con la noticia del bebé, especialmente Carlos heredero al trono, a quien le encantan los niños".
En su época, Helen Rowe, que murió en 1966, fue una de las matronas más famosas del Reino Unido y colaboró en el alumbramiento varios miembros de la Familia Real, aparte de los cuatro hijos de la Reina: los príncipes Carlos, Andrés y Eduardo y la princesa Ana
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