La Audiencia confirma la condena a un motorista ebrio que a punto estuvo de colisionar contra un kiosko de la ONCE

El tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial ha confirmado la condena de ocho meses de prisión y ocho de multa por un delito contra la seguridad del tráfico y otro de desobediencia grave a un motorista que, tras haber ingerido bebidas alcohólicas, se saltó con su Vespa un semáforo en rojo, comenzó a circular en zig-zag y acabó subiéndose a la acera, hasta el punto de casi colisionar contra un kiosko de la ONCE en Palma.

El tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial ha confirmado la condena de ocho meses de prisión y ocho de multa por un delito contra la seguridad del tráfico y otro de desobediencia grave a un motorista que, tras haber ingerido bebidas alcohólicas, se saltó con su Vespa un semáforo en rojo, comenzó a circular en zig-zag y acabó subiéndose a la acera, hasta el punto de casi colisionar contra un kiosko de la ONCE en Palma.

La sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, desestima así el recurso de apelación que interpuso la defensa del condenado, Pedro B.M., quien en opinión del tribunal ofreció una "absurda e inverosímil" justificación, al alegar en el juicio que la conducción irregular se debió a que estaba haciendo prácticas para sacarse el carnet de conducir motos de cilindrada superior a 125 CC.

Ello pese a que, tal y como expone el tribunal presidido por el magistrado Eduardo Calderón en sus fundamentos de derecho, todo ocurrió un día festivo, el pasado 1 de marzo, a las 5.50 horas y en plena vía pública. El acusado defendió asimismo que la congestión que presentaba su rostro se debía a la reacción alérgica que, por ser asmático, le produjo la pintura que llevaba en la chaqueta, pese a que la resolución judicial lo atribuye a los efectos del alcohol.

La sentencia que emitió el Juzgado de lo Penal número 3 y que fue apelada por el inculpado considera probado que Pedro B.M., conducía por la calle Eusebio Estada cuando al llegar a la intersección de la Avenida Joan March, no respetó un semáforo en rojo y realizó una circulación en zig-zag hasta subirse a la acera y casi chocar contra el punto de venta de la ONCE, junto al que se detuvo.

El condenado se enfrenta a ocho meses de prisión por un delito de desobediencia grave -ya que se negó a someterse a las pruebas de alcoholemia y a una analítica de sangre-, con la circunstancia atenuante por consumo de bebidas alcohólicas, así como a ocho meses de multa con una cuota diaria de siete euros por un delito contra la seguridad del tráfico.

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