Las autoridades de Virginia (EE UU) anunciaron ayer a los familiares de los 13 mineros atrapados desde el lunes en las profundidades de una mina que estaban vivos, pero tres horas después la peor de las noticias se confirmó: en realidad estaban muertos. Tan sólo uno de ellos seguía con vida. Mientras tanto, los familiares, indignados por «las mentiras» y la pésima «gestión de la crisis», reclamaban, airados, una explicación.
En tres horas pasaron de celebrar «un milagro» a saber que sus familiares estaban muertos. Las autoridades han achacado todo a «un error de comunicación».
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