Según ha informado CTA a Europa Press, estos 47 proyectos aprobados se realizan en colaboración con 44 grupos de investigación pertenecientes a todas las universidades públicas andaluzas y al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), unos grupos a los que le corresponde una financiación de 8,83 millones. Además, el 23 por ciento de estas iniciativas cuentan con la cooperación entre dos o más empresas.

En este sentido, la entidad ha destacado que de los 133 miembros de la Corporación, 26 son empresas relacionadas con la Edificación y Obra Civil, entre las que se encuentran desde grandes compañías nacionales a pequeñas y medianas empresas andaluzas.

Los proyectos de I+D+I financiados buscan soluciones a los grandes retos del sector en la actualidad, como la eficacia, las crecientes exigencias de sostenibilidad y las nuevas demandas de confort y seguridad de los usuarios, lo que contribuye a mejorar la competitividad del sector.

Así, una parte considerable de los proyectos desarrollados se orienta a la incorporación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y a mejorar la sostenibilidad del sector. Así, la incorporación de nuevas tecnologías, el desarrollo de materiales inteligentes, la valorización de residuos o la mejora de la sostenibilidad de los procesos y la explotación posterior son algunas de las direcciones en las que se está avanzando gracias a este tipo de proyectos.

Desde la aplicación de inteligencia artificial para reducir la siniestralidad del sector hasta fachadas acristaladas de alta eficiencia energética, pasando por el reciclaje de escombros como asfalto de carreteras son sólo algunos ejemplos de proyectos desarrollados con el respaldo de la Corporación.

En este contexto, se ubican iniciativas como la de GEA 21, centradas en obtener un sistema de prevención de riesgos laborales en ingeniería civil basado en inteligencia artificial que ayude a reducir los accidentes al menos en un 20 por ciento. La herramienta, denominada 'SinRisk' y desarrollada con de la participación de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla, permitirá la alerta temprana o detección precoz de los riesgos que podrían pasar desapercibidos para prevenirlos.

La Corporación ha prestado atención a este sector desde sus inicios a través de un grupo de trabajo que reunía periódicamente a los representantes de las empresas miembros que pertenecen a él. En 2010, dado el alto volumen de empresas y proyectos alcanzado, la Fundación ha decidido elevarlo al rango de sector estratégico, con lo que se suma a los seis ya existentes: Aeroespacial y Procesos Productivos, Agroalimentario, Biotecnología, Energía y Medio Ambiente, Ocio y Turismo y TIC.